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Luis Sánchez-Moliní

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Momentos estelares de Juan Diego

‘Cabeza de Vaca’, muy desconocida para el público español, es una de las mejores películas sobre la conquista de América

Un fotograma de 'Cabeza de Vaca'

Un fotograma de 'Cabeza de Vaca' / MG

DE Juan Diego se puede hacer una antología de momentos estelares. Uno, ya lo apuntaba ayer Manuel J. Lombardo, es su subida a los cielos (o descenso a los infiernos, mejor dicho) en Los Santos Inocentes, cuando Azarías (el noble tonto del cortijo interpretado por Paco Rabal) lo ahorca a traición en venganza por haberle matado su milana bonita. El actor sevillano, el montaje y la música casi tribal de Antón García Abril consiguen lo que parecía casi imposible: dar carne a uno de los mejores finales de la literatura española, unas páginas que desmienten esa fama casi angelical que, no se sabe muy bien por qué, ha ido adquiriendo con el paso de los años la figura de Miguel Delibes.

Otra de las cumbres interpretativas de Juan Diego es su papel de Franco en la película Dragon Rapide, que narra el rocambolesco viaje que llevó al general de Canarias al Protectorado de Marruecos para sublevar al Ejército de África el 17 de julio de 1936. Hay una escena en la que un sastre le está cortando un traje nuevo al futuro dictador y le hace la pregunta de rigor del gremio en aquellos tiempos: “mi general, ¿hacia dónde carga?”. El alfayate, para quien no lo sepa, le está pidiendo que le indique hacia qué lado, derecha o izquierda, suele colocar sus genitales cuando se pone un pantalón. Franco le reprocha con contención que le haga esa pregunta delante de su mujer, doña Carmen Polo, pero al mismo tiempo hace un discreto gesto en el que indica la dirección de “su carga”. La escena, no exenta de una finísima ironía que Juan Diego maneja sin exceso alguno, es un prodigio de interpretación que apea al personaje histórico del pedestal para mostrarlo en su más anecdótica intimidad.

Podríamos hablar de muchas otras películas de Juan Diego, especialmente la hermosísima El viaje a ninguna parte, pero merece la pena resaltar una muy desconocida para el público español. Se trata de la mexicana Cabeza de Vaca, sobre el alucinante viaje a pie y medio desnudo, rodeando el Golfo de México, de Alvar Núñez Cabeza de Vaca, aventura que quedó plasmada en su libro Los naufragios. Juan Diego, “un actor español medio loco”, como lo definió uno de los guionistas, Guillermo Sheridan, da vida a un conquistador perdido en un laberinto casi infinito de geografías y tribus, que un día era esclavizado y al siguiente divinizado. Hay una escena en la que el actor aletea como un pájaro durante un ritual chamánico. Unos estudiosos norteamericanos interpretaron que el actor pretendía mezclar el animismo indígena con el simbolismo cristiano de las aves. Sheridan, años después, contó la verdad: Juan Diego, cuyas borracheras en aquel azaroso rodaje fueron legendarias, se había quemado en la playa y era una manera de mitigar el dolor.

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