'Non sequitur'

La igualdad entre hombres y mujeres no existía hasta que han llegado estos senadores providenciales

10 de marzo 2021 - 02:31

Joan Laporta, que ha sido diputado independentista en el Parlament catalán, ha ganado las elecciones del Barça. Este hecho supone uno de esos portentosos non sequitur, o razonamientos inconsecuentes -o aberraciones lógicas-, que pueblan nuestra vida política y social sin que nadie parezca sorprenderse. Veamos. Si Joan Laporta aplicase la lógica de sus vehementes razonamientos y Catalunya -Dios lo quiera- llega a ser un país soberano e independiente, la liga catalana consistirá en apasionantes partidos del Barça contra el Girona, el Sabadell, el Lleida, el Cornellà, el Hospitalet, el Nàstic de Tarragona o el Palamós. Y el Espanyol, por supuesto. ¿Querrá jugar Messi una deslumbrante final de la Copa de la República Catalana contra -qué sé yo- el Nàstic de Tarragona? Convengamos en que la perspectiva no parece especialmente seductora. Pero aun así, nuestro buen Laporta -hombre sin duda inteligente, coherente, persuasivo- se ha proclamado vencedor en las elecciones por una mayoría abrumadora. Si sigue fiel a sus ideas, nuestro hombre hará todo lo posible para sacar al Barça -y a los demás equipos catalanes- de la Liga Española. Y en este punto, la FIFA se muestra inflexible: si una federación abandona la federación matriz, tendrá que jugar con los equipos de su propia federación. Por lo tanto, adiós a la Liga Española, adiós al clásico con el Real Madrid y adiós a los partidos con el Sevilla o con el Athletic que hasta ahora -antes de la pandemia- llenaban los estadios. Messi tiene que estar entusiasmado con la idea.

Pero así vivimos. Irene Montero, otra abonada a los non sequitur -sobre todo legales-, proclama con una especie de éxtasis emocional -muy parecido al que experimentaban los místicos al alcanzar la via unitiva- que en la legislación española no existe el consentimiento en una relación sexual y que por tanto hay que imponerlo urgentemente en una nueva ley. Y todos tan panchos. Y en el Senado, los senadores -personas que ganan fortunas en estos tiempos de penurias- se aplauden a sí mismos por haber aprobado una proposición que establece la igualdad efectiva entre hombres y mujeres, cosa que por lo visto no existía en nuestro país hasta que han llegado estos personajes providenciales a sacarnos de las tinieblas de la Edad Media. Y así va todo. Y así seguirá yendo. Aleluya.

stats