La ciudad y los días

Carlos Colón

Nostalgia de la voz de Marisa Carrillo

PORQUE la ciudad se ha vestido de grises como si fuera un decorado dispuesto para los Santos y los Difuntos. Porque por Francos, y por Cuna, y por Puente y Pellón, y por Sierpes, se esquivan los brillos húmedos de paraguas sobre los que tamborilea una lluvia mansa. Porque ya se recogen los visillos buscando esa luz que hasta hace se rehuía.

Porque hoy el cambio de hora provocará la primera marea alta de noche, anegando de oscuridad la media tarde. Porque la Macarena ya está vestida de luto y el altar de ánimas de la Magdalena revestido de terciopelo negro. Porque todo invita en estas tardes a arrebujarse en la camilla de la memoria y leer libros comprados en Oliam, El Rosario de Oro o Pascual Lázaro; reservar en La Teatral entradas para la sesión vermú del Lloréns, el Tenorio serio y de "lujosa presentación".

Porque Enrique Rambal interpreta en el Cervantes o el Tenorio en broma de Agustín Embuena, Mariló Naval y Emilio Segura; y a oír la buena vieja radio que utilizaba la Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvorak como sintonía de Ustedes son formidables y el Slaughter on the Tenth Avenue de Richard Rodgers como la de Relatos en la noche… Por todo eso y porque quizá tal día como ayer, hace 43 años, fue cuando la oí por primera vez, hoy siento nostalgia de la voz de Marisa Carrillo. Un 30 de octubre de 1967 se emitía por primera el Sevilla 13:30 que Manuel Alonso Vicedo creó en Radio Sevilla, primer magazine radiofónico moderno dedicado a la actualidad sevillana. Lo presentaban Marisa Carrillo y Juan Bustos. Colaboraban Joaquín Carlos López Lozano, Antonio Burgos, José María de Mena, Manolo Bará, Pepe Sollo, Juan Tribuna, Enrique Vila, Manuel Barrios, Diego Díaz o Paco Amores, el entonces popularísimo periodista a cuya viuda despidieron hace poco los antiguos compañeros de la redacción del Abc de Ferrand, Otero, Blázquez, Olmedo, Martínez Velasco, Remigio, Santos, Tasset, Colón… La medida del tiempo de popularidad del periodista la marca el medio en que escribe o habla: periódicos que son novedad una mañana y papel para envolver tripas de pescado al día siguiente; palabras que mueren apenas dichas ante un micrófono. ¿O tal vez no?

Me viven las voces de la radio por dentro. Y entre las primeras la voz educada, amable y dulce de Marisa Carrillo. Hace ya años que dejó la emisora que fue su casa, antes de tiempo, como tantas veces sucede en esta dura profesión. Pero no he dejado de mover el dial de la memoria buscándola. Y la encuentro siempre. Como tantos otros. Por eso no cometas, Marisa, el error de creerte olvidada. No por incorpórea, pasa la voz sin dejar huella.

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