Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La vía es (por ahora) andaluza
La conquista de Sevilla culmina a través de una capitulación que dará lugar al desalojo total del caserío islámico, ocupándose éste por los nuevos repobladores cristianos sin apenas modificaciones. La actual plaza de las Mercedarias contenía una mezquita donde hoy se sitúa el convento de salesas de la Visitación, la cual sería reconvertida en la iglesia de S. Bartolomé el Viejo. Otra mezquita, enclavada en la actual calle San Bartolomé, sería donada por Alfonso X para su uso como sinagoga a los judíos que regresaban tras el exilio sufrido por sus antepasados durante el califato almohade. Según recientes intervenciones arqueológicas, una vivienda islámica del siglo XII se ubicaba entre ambas mezquitas en el solar donde hoy brilla el Palacio de los Mañara. Esta casa se levantaba en los terrenos entregados por el rey a los judíos para su establecimiento en la urbe, existiendo constancia de que el muro que circunda más tarde la judería atravesaba dicha residencia andalusí. Una vez desaparecida la aljama hebrea tras su asalto popular en 1391, sería reconstruido en el lugar un edificio mudéjar que serviría de base al palacio renacentista erigido hacia 1530-40 por la ilustre familia de los Almansa y que ha llegado en gran parte hasta nosotros. En él, destaca su magnífico patio central de mármol de Carrara creado por el genovés Antonio Marco Aprile y su bella portada flanqueada por dos columnas toscanas y un entablamento con cabezas humanas y bucráneos.
Tomás Mañara de Leca y Colona, rico mercader con Indias de ascendencia corsa afincado en Sevilla, adquiere el palacio en 1623 y refuerza su carácter renacentista al remodelar la fachada principal. Su hijo Miguel Mañara y Vicentelo de Leca nace en esta suntuosa mansión cuatro años después, fundador del Hospital de la Santa Caridad tras quedar viudo. Al morir éste sin descendencia, el palacete es alquilado a terceros por sus herederos, siendo ocupado por las tropas del mariscal Soult durante la invasión francesa y pasando por herencia a María Josefa de Federighi y Tovar, marquesa de Paterna del Campo. Es comprado a principios del siglo XX por la Hermandad de la Caridad a un precio de 77.500 pesetas, y por la Junta de Andalucía en 1989 para albergar una de las sedes de la Consejería de Cultura.
Esta hermosa casa-palacio es una de las muchas que se hallan dentro de los límites territoriales de la antigua e influyente judería hispalense. Tras su desintegración y repoblamiento por familias señoriales, se transformaría en la Villa Nueva y después en los barrios de Santa Cruz y de San Bartolomé, manteniéndose hoy en día fuera de la Red de Juderías de España y sin un Centro de Interpretación que la muestre en su grandiosidad. Los nobles muros de estas magnas estancias conservan el hálito inmortal de muchas almas de sefardíes que amaron su tierra natal hispalense, lloraron como niños cuando fueron expulsados e inculcaron dicho amor a sus descendientes, llevándola siempre en sus corazones...
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