Está pasando como cuando salió aquella Ley Antitabaco que obligó a hacer obras en bares y restaurantes para adecuarlos a la nueva situación. Un gasto que fue para nada, ya que dicha ley derivó a lo de muerto el perro se acabó la rabia, pues se prohibió de un plumazo fumar dentro de los recintos y punto en boca. Bueno, pues eso ha pasado con la No Feria, o Feria del Centro a imagen y semejanza de lo que se organiza en Málaga en pleno mes de agosto con terral y sin terral. Muchos han sido los bares que se han transformado para dar la imagen de caseta de feria, pero que ahora ven cómo donde dije Digo digo Diego, quien manda manda y cartuchos al cañón. Lo único que sigue adelante es la Calle del Infierno, pero que sin Feria allí al lado se queda en un híbrido nada infernal, por cierto. Mientras tanto, la vida continúa con el ánimo a media asta, qué le vamos a hacer.