La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La alegría de Fito
Pedro Sánchez hace poco caso a Yolanda Díaz y pasa olímpicamente de Belarra, Montero, Garzón y Subirats. Los ministros socialistas cuentan que sólo ven a los de Podemos en las reuniones del Consejo o cuando coinciden en algún acto institucional. Podemos va de capa caída y estos días ha encontrado, al fin, un motivo para hacerse presente: el cambio de posición de Pedro Sánchez respecto a Marruecos. Hasta Díaz, tan dispuesta siempre a marcar distancias con Podemos y hacer suyas las políticas del presidente -en el PSOE cuentan que tratará de incorporarse a sus filas, no ven futuro a su famosa plataforma- esta vez ha expresado su profundo desacuerdo con Sánchez, no se sabe si por convicción, por lealtad al pueblo saharaui… o porque en los últimos tiempos se siente marginada.
El panorama laboral está que arde, con movilizaciones multitudinarias del campo y del transporte, a los que se sumarán otros sectores a corto plazo, porque la falta de suministros obligará al cierre de incontables negocios. Sin embargo, el presidente no ha tenido a bien despachar con la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo para analizar los problemas que afectan a toda España y que tienen tanto que ver con sus responsabilidades de gobierno.
El apoyo a los saharauis es la bandera que ha encontrado Podemos para intentar sacar cabeza. Incluso Pablo Iglesias, que perdió hace un año la posibilidad de ser el gran líder de la izquierda populista, ha levantado la voz para recordar que él estaba ahí. En un artículo en CTXT, dice que a Sánchez les gustaría prescindir de Podemos en el Gobierno, pero no puede porque pagaría por ello "un precio muy alto". Si Iglesias piensa lo que escribe, no se ha enterado de nada: Podemos es el principal lastre de Sánchez para recuperar votos.
La coalición durará lo que dure, dependerá de cuándo se convoquen las generales. Podemos tragará lo que haga falta con tal de seguir en el machito del poder, pero necesitaba algo que le permitiera hacerse oír, tener presencia política: recordar que ellos apoyan al pueblo saharaui, que son leales con sus amigos. Necesitaba una excusa para seguir en el Gobierno a pesar de las humillaciones, los silencios, el retraso en la tramitación de sus iniciativas y, lo peos, su falta de participación en las decisiones de Estado.
El respaldo del Gobierno a Mohamed VI, tan cuestionado por el momento elegido y por hacerlo sin informar previamente a la oposición y al Parlamento, como era obligado, ha dado un empujón a Podemos, que en este último cuarto de hora ha "resucitado". Pero poquito, por mucho que Iglesias y Díaz hayan encontrado la manera de poner en valor su presencia en el Gobierno de coalición.
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