¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

Pregunten a Cruz y Ortiz

El entorno del Casino de la Exposición es una de las zonas más hermosas y maltratadas de Sevilla

Lo que hace de la Biblioteca Infanta Elena uno de los edificios más destacados de la arquitectura contemporánea sevillana es su rigor. En esta obra del estudio Cruz y Ortiz no hay ni un solo detalle genialoide, ni un solo destello de esa arquitectura engaña-catetos que tanto gusta a los alcaldes. La Infanta Elena tiene algo de domus o de cartuja, cerrada a la mirada de fuera, iluminada por dentro gracias a un gran patio-jardín entre mudéjar y japonés. Pero lo que más destaca es que no destaca. Es decir, que sin renunciar a su lenguaje rotundamente contemporáneo se integra perfectamente en un entorno que es todo 29, con el Costurero de la Reina y los pabellones de EEUU, Perú, Uruguay y Chile como vecinos.

Escribo estas líneas pocas horas antes de que Antonio Cruz y Antonio Ortiz reciban el premio Manuel Clavero, el galardón con el que el Grupo Joly destaca a los sevillanos más fecundos. Es una suerte que el acto se celebre este año en el Casino de la Exposición, muy cerca de la Biblioteca Infanta Elena y enclavado en el que es el paisaje más magnifique de Sevilla, esa gran explanada guardada por el Cid Campeador de Anna Hyatt Huntington, como si de un paso honroso se tratase. También porque nos da pie a señalar uno de esos problemas que absurdamente se enquistan en nuestra ciudad: la urbanización del trozo de la Exposición Iberoamericana que va desde el arrecife de María Luisa hasta el Palacio de San Telmo. Pese a que estamos hablando de uno de los puntos donde se registra una mayor concentración de instituciones culturales de la urbe (Teatro Lope de Vega, Biblioteca Infanta Elena, Museo de la Ciencia, Fundación Valentín de Madariaga, el SACU y la Escuela de Arte del Pabellón de Chile), esta zona sigue convertida en un parking caótico regido por los gorrillas, en un territorio botellona donde no es difícil encontrar todo tipo de basuras y envases rotos, y en un ejemplo de urbanismo chabolista con las antiguas caracolas de Derecho cada vez más deterioradas. Recientemente conocíamos que van a restaurar el edificio de la antigua discoteca Bandalai, durante años una carroña arquitectónica que afea el acceso a uno de los lugares más señeros del teatro español. Es un buen paso, pero la solución no puede ser ese continuo parcheo al que nos tiene acostumbrados el Ayuntamiento, hay que acometer de una vez un plan integral que recupere con rigor y respeto una zona de la ciudad singularmente hermosa y llamativamente abandonada. La entrega del premio Clavero puede ser una buena oportunidad para que el alcalde y sus colaboradores se den un paseo por el entorno del Casino de la Exposición. También para que le pregunten, aunque sea informalmente, su opinión a Cruz y Ortiz. Seguro que alguna idea les dan.

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