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La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

¿Y el Ratón Vacilón en el Salvador?

Es cierto que el alcalde no ha montado ninguna Feria alternativa. Tan sólo hay algunos detalles prescindibles

¿Y el Ratón Vacilón en el Salvador?

¿Y el Ratón Vacilón en el Salvador?

El alcalde tiene razón cuando dice que no ha convocado ninguna actividad similar a la Feria en el centro de la ciudad. El único problema de mi Juan ha sido que su delegado de Economía invitó a las señoras a vestir de flamenca y a los señores de corto los días en que debíamos estar todos en el real de Los Remedios. Fue una sugerencia fuera de lugar, calificable de mamarrachada con todas sus letras y que esperamos que no sea seguida, aunque tiene ya sus partidarios, todo hay que decirlo, porque en esta ciudad tenemos gente para todo. Pero Espadas en ningún momento ha organizado ninguna Feria paralela, más allá de unos adornos que son perfectamente prescindibles. Ahora que no hay Feria en ninguna modalidad convendría hacer como con la Semana Santa: reflexionar sobre las reformas de cara a 2022, si Dios permite que recuperemos la vida cotidiana que siempre hemos conocido. El modelo de Feria no sólo no está agotado en el sentido de haberse quedado pequeña, sino que presenta un problema desde hace años: no hay gente para llenar una semana de fiesta, ni siquiera con los que proceden de fuera. En su día ya lo dijo con todo acierto la concejal socialista Rosamar Prieto-Castro, cuando proclamó que ya no tenía ningún sentido el traslado al Charco de la Pava. Como tampoco lo tiene una ampliación del número de casetas. ¡Si no llenamos las que hay los dos o tres últimos días! Con tanta preferia, tanta crisis económica y tantos días oficiales de jarana (de sábado a sábado), no hay feriantes, enganches, ni jinetes para tantísimas horas de fiesta. Más casetas supondría aumentar la sensación de vacío, decadencia y exceso en las jornadas postreras. Para muchos resulta mucho más cómoda la Feria en esos días finales, por supuesto, pero no creo que la falta de público genere mucha gracia a los caseteros ni a los empresarios de las atracciones, entre otros colectivos. Mi Juan se irá de la Alcaldía y nos dejará una Feria de formato largo que si requiere de alguna reforma será la de recuperar sus medidas. Aquella ampliación se justificó en la explosión del turismo, supuso una cesión al grupo de presión del sector, y se vio desde el primer año que el real no se llenaba tantos días. Nadie quiere decir alto y claro el problema: no podemos ofrecer a los de fuera una fiesta que de por sí es cerrada (familiar o gremial, fundamentalmente) salvo que alteremos su sentido original. Que se lo pregunten a los que pagan la caseta todo el año... Sí, la Feria es así. Reclamen a los que la inventaron. A mí la verdad es que solo me molesta el Ratón Vacilón, del que el delegado de Economía no ha dicho nada, por cierto. Podrían ponerlo en el Salvador...

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