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Restar

¿Tiene Sánchez garantías de que, si Díaz moviliza al elector progresista, no menguarán sus propios votos? Ninguna

Yolanda Díaz, en un acto el pasado jueves.

Yolanda Díaz, en un acto el pasado jueves. / Marta Fernández Jara · Europa Press

EN política es frecuente que lo que dicen los dirigentes esconda una idea antagónica a la que se expresa. Cuanto más diga un partido o sus dirigentes que siempre anteponen los intereses generales a los propios, mayor es mi desconfianza. Viene esto a cuento de que Sumar, el nuevo proyecto político que lidera Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, probablemente es relevante por justo lo contrario: por restar. Cuánto y a quién es la cuestión.

Es más fácil definir a Sumar por lo que no es. No es un partido. Tampoco es una coalición de partidos al uso. Sumar es un proyecto personalista, más fruto de la mercadotecnia que de cualquier otra cosa, incluidos los postulados ideológicos, pues se centra en presentar con las menores aristas posibles a una opción de izquierda a ese mismo flanco del PSOE. Yolanda Díaz se esfuerza en enfatizar las formas amables sobre el fondo.

En las últimas semanas hemos visto que el interés por lograr que Sumar triunfe no es un empeño sólo de Yolanda Díaz o los partidos que le han seguido sin condiciones, al menos conocidas. También es prioritario para el presidente Pedro Sánchez, que sabe que necesitará una coalición para tener opciones de continuar como inquilino del Palacio de la Moncloa. La pregunta es si es lo que más le interesa.

El planteamiento monclovita es que Sumar sustituya a Podemos (Izquierda Unida se integra en la plataforma electoral de la líder gallega) como socio de Gobierno. Para Sánchez y su camarilla, Sumar significa que él sume para seguir de presidente. Pero ¿y si resta? ¿Qué garantías tiene el PSOE de que, en caso de que Díaz conecte con el electorado progresista y lo movilice, no le menguarán apoyos? Ninguna. Porque en aritmética electoral dos más dos no siempre son cuatro. Sobre todo, si la brecha entre primero y segundo es suficiente (singularmente en las circunscripciones donde se eligen cinco o menos diputados). Esta operación busca probablemente que Sumar sea tercera fuerza por delante de Vox, algo que será irrelevante si hay un partido que está claramente por encima del segundo, que es lo que dicen todas las encuestas menos la del CIS.

Sumar, además, se arriesga a competir directamente con Podemos si no hay una integración que hoy cuesta atisbar. Y los de Pablo Iglesias tienen también sus fieles. Eso también restará si se produce.

Tampoco el PP puede limitarse a mirar si se fragmenta la izquierda y cuánto le beneficia. Sumar puede sustraer parte de la transferencia directa de votantes del PSOE que muestran los sondeos y que fue clave en el triunfo del PP andaluz en junio.

Sumar viene a restar. A quién y cuánto puede ser clave para la gobernabilidad.

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