Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La vía es (por ahora) andaluza
La palmera datilera es cultivada desde hace miles de años en sus originarias regiones mediterráneas diseminadas entre el norte de África y el oeste asiático, siendo los fenicios los primeros en introducirla en el levante peninsular. El califa almohade Abu Yaqub Yusuf, promotor de la nueva mezquita aljama de Ishbiliya y de su grandioso alminar, amplía en el siglo XII los Jardines de la Buhaira fundados por el rey taifa al-Mutamid e importa datileras para simular sus lejanas tierras norteafricanas. Palmáceas de una treintena de especies diferentes pueblan hoy en día plazas, calles y parques de Sevilla. La palmera canaria es de menor altura, tronco más grueso y un color verde intenso en sus hojas, mientras las espectaculares washingtonias oriundas de México y California alcanzan portes impresionantes. Algunas de estas plantas arborescentes acompañan a relevantes construcciones monumentales y constituyen en conjunto parte de la simbología propia de la urbe hispalense.
He escogido cinco palmeras en otros tantos enclaves emblemáticos para conformar un recorrido que puede comenzar en el antiguo Hospital de las Cinco Llagas, sede del Parlamento de Andalucía, en cuyos patios sobresalen imponentes washingtonias de unos cincuenta años de edad; una de ellas corona los veintiocho metros, la más alta de la ciudad. Nos introducimos en el casco viejo de la villa por la Puerta de Macarena y continuamos por las calles San Luis y Bustos Tavera llegando a la musulmana Iglesia de Santa Catalina; junto a ella, una palmera datilera se yergue majestuosa desde mitad del pasado siglo asociada a la torre-alminar de la primitiva mezquita sobre la cual se erigió el templo cristiano. Seguimos callejeando en dirección a Entrecárceles, vía abierta entre la antigua Audiencia y la Cárcel Real en la que estuvo confinado en tres ocasiones Miguel de Cervantes, lugar donde se recuerda al genio alcalaíno con un busto custodiado por un grupo de cuatro datileras que dignifica este evocador rincón cervantino. Continuamos por la Avenida de la Constitución y avistamos un recoleto jardín adosado a la secular Lonja de Mercaderes, hoy Archivo de Indias, un vergel trazado en 1924 donde crecen seis palmeras canarias hermanadas con las históricas piedras de calcarenita sustentadoras de tan notable edificio renacentista. Arribamos por último al Palacio de San Telmo, primigenia sede de la Universidad de Mareantes y residencia de aquellos díscolos duques de Montpensier que plantaron hace más de siglo y medio en sus hermosos jardines una datilera que es la palmera más longeva y alta de la capital, la cual escala los aires de Sevilla hasta los treinta metros en busca de su luz protectora.
Finalizando nuestra ruta norte-sur a orillas del Guadalquivir, hemos visitado cinco palmeras incluidas en el Catálogo de Árboles Singulares, las cuales constituyen monumentos naturales tanto por ellas mismas como por los egregios edificios a los que están unidas de forma indisoluble.
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