Segunda vuelta

Es más justo y democrático el sistema electoral que existe en Francia y otros países con la segunda oportunidad

Hoy están convocados los ciudadanos empadronados en España para las elecciones municipales. En algunas comunidades autónomas (entre las que no están Cataluña, País Vasco y Galicia, las nacionalidades establecidas en la Constitución, ni Andalucía, que se ganó la autonomía tras un referéndum) también están convocados a elecciones regionales. Pero en ningún lugar de España se ha convocado a nadie para unas elecciones generales, ya que no tocan todavía. Eso conviene saberlo. Las elecciones municipales tienen su dinámica propia; y se ha repetido por activa y por pasiva que muchos ciudadanos votan diferente. No es lo mismo elegir a un alcalde que a un presidente del Gobierno.

Muchas cuestiones de la vida diaria se deciden en los ayuntamientos. A los candidatos que se presentan, por lo general, los conocen la mayoría de sus vecinos. Aunque, en las encuestas, los niveles de conocimiento son sorprendentes. En Andalucía viven personas que no saben quién es su alcalde, ni quiénes son Pedro Sánchez o Juanma Moreno. Probablemente, sí saben quién es Vinícius. Estas elecciones sirven para elegir al alcalde y a los concejales. Y el riesgo de manipularlas es mayor en los pequeños municipios, por los intereses en juego, como se ha visto en algunos, con el fraude en el voto por correo.

El PP ha propuesto que en los ayuntamientos gobierne la lista más votada. El PSOE no quiere. Sin embargo, lo más justo sería modificar la ley electoral y convocar una segunda vuelta para elegir los alcaldes o alcaldesas entre los dos candidatos más votados. Así no se dependería de terceros, de los bloques ideológicos, o de los votos desperdiciados en partidos y candidatos sin posibilidades de gobernar. Cuando hay polarización izquierda-derecha, sin mayoría, las segundas opciones son decisivas y las terceras representan un voto penalizado que beneficia al rival de ideología contraria. La tercera opción de la derecha, si no sale, beneficia a la izquierda. La tercera opción de la izquierda, si no sale, beneficia a la derecha. Y la segunda opción las mediatiza y condiciona.

Es más justo y democrático el sistema de Francia y otros países con la segunda oportunidad. Allí donde el candidato más votado no consigue la mayoría absoluta en la primera vuelta, se convoca una segunda entre los dos con más votos. En España, es imposible, porque PP y PSOE no se ponen de acuerdo para modificar la ley electoral. Y los ayuntamientos se deciden en pactos de conveniencia, a veces confusos.

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