¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

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La Sevilla colmatada

El centro de Sevilla ha sufrido un proceso histórico de colmatación urbana que se está extendiendo a la periferia  Regina, de convento a ‘soho’ para guiris

La plaza de la Magdalena acoge estos días un mercadillo navideño.

La plaza de la Magdalena acoge estos días un mercadillo navideño. / DS

MARÍA Núñez, doctora en Arquitectura e hija de mi siempre admirado maestro Paco Núñez, describió la Sevilla del siglo XVI como una pirámide. Lo que quería decir esta profesora es que los edificios más altos estaban en el muy apretado centro, en los alrededores del Salvador (el lugar donde se concentraba el poder religioso, económico, político y social) pero, mientras más nos alejábamos de este kilómetro cero, las construcciones iban perdiendo altura hasta convertirse en meras casas terreras. No solo eso, sino que la trama urbana iba ganando en transparencia gracias a las muchas huertas intramuros que han dejado su rastro en el callejero actual. Es curioso como con la contemporaneidad, el derribo de las murallas y los ensanches burgueses y obreros esta pirámide se invirtió, pasando a estar los inmuebles más altos en la periferia y los más bajos en el centro.

En la Sevilla almohade, que llegó a ser la ciudad más grande de la Europa Occidental, la ampliación del recinto amurallado en el siglo XII supuso la inclusión dentro de la ciudad de amplias bolsas de suelo. De esto ha hablado la historiadora y arqueóloga Magdalena Valor Piechotta. Los nuevos solares no solo eran una reserva de suelo para futuros crecimientos urbanos, como ocurrió con el barrio de San Lorenzo, sino también lugares donde poder cultivar alimentos y acoger a poblaciones de extramuros en caso de asedios. Quizás una de las grandes tragedias de la Sevilla moderna ha sido la pérdida de sus antiguos huertos y sembrado intramuros. Ya apenas quedan algunos jardines secretos en grandes casas señoriales u hortales recuperados gracias a la movilización ciudadana. Tal es el caso del Huerto del Rey Moro.

Lo que queremos decir con tantas vueltas y revueltas es que el centro de Sevilla ha sufrido un proceso histórico de colmatación urbana que, actualmente, se está extendiendo a la periferia, tal como se observa en Nervión, La Palmera o El Porvenir. Antiguas casas bajas con jardines o huertos son sustituidos por mamotretos que empiezan a asfixiar estas zonas.

Aparte está la colmatación efímera, permítanme la expresión. Es la que sufrimos por los veladores y el mobiliario urbano que apenas dejan transitar por las aceras. También por esos mercadillos y minicalles del infierno que proliferan estos días por las calles del centro de Sevilla para celebrar una Navidad convertida definitivamente en una gran pira del consumismo y la idiocia colectiva. ¿Quieren un ejemplo? Pásense por la Plaza de la Magdalena, si es que consiguen eludir esa vieja ley de la física que es la impenetrabilidad de los cuerpos.

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