Esto no se para, que acabó antier noche la jornada en Heliópolis y amanece esta tarde otra en Nervión. Así las cosas, comparecen en el coliseo de Dato dos clásicos de la Liga de toda la vida para un cartel habitual desde que arrancó hace una barbaridad de años el magnífico invento del todos contra todos. Son un Sevilla con más puntos que fútbol y un Athletic con tan pocos puntos como juego exhibe bajo la batuta de Ziganda, antes Ciganda.

No atraviesa sus mejores tiempos Athletic Club, algo que viene mostrándose partido a partido. Lo último fue ganarle milagrosamente a ese cadáver llamado Málaga y salvar un punto frente al Valencia, ambos en San Mamés. Claro que el dato nítidamente objetivo, indiscutible, es que son diez los puntos que les separan cuando las manecillas del reloj caminan inexorablemente hacia esas cuatro y cuarto en todos los relojes de una tarde que parecerá como importada del Norte.

¿Y qué Sevilla es el que espera a los otrora leones? Pues lo más probable es que sea el inexpugnable como anfitrión y no el timorato que cayó con armas y bagaje ante la banda del Cholo. Aunque la cita de Old Trafford ya empieza a asomar la oreja, seguro estamos de que Montella tirará de su guardia de seguridad por mucho que sorprendentemente haya calificado de grandísimo el juego que desplegaron en el recinto de Martiricos futbolistas como Arana y Nolito.

A no ser que haya físicos deteriorados por la carga de partidos y confirmada la ausencia de Navas, la obligación de asentarse en territorio continental mientras se mira de reojo el más noble de Champions impulsará al italiano a no realizar experimentos. Y es que fue tan cruento aquello de Ipurua que la llamada unidad B se quedó cortita de crédito. ¿Favorito?, indudablemente el Sevilla por mucho que el Cantábrico nos haya exportado una galerna de las suyas.