Nos cogerá durmiendo, si es que alguien puede todavía dormir, pero se trata de ganarle una hora a esta carrera que llevamos rumbo a no se sabe dónde. Esta madrugada será la más corta del año, aunque sólo artificiosamente, como con trampa. Se trata de adelantar una hora el reloj para la milonga esa del ahorro energético que nadie acierta a explicar convenientemente. Pero como soñar no cuesta dinero, soñemos en que vamos a restarle una hora al confinamiento y a la zozobra que sentimos cuando pensamos en cuántos serán los seres queridos que vamos a perder hasta que luzca en verde el semáforo de la vida. El último ha sido un buen amigo, un sevillano atípico que bien puede ser el fin de una época que se va a galope tendido. Manolo del Valle ni siquiera ha podido ser velado y así todo, pero hoy vamos a ganarle una hora al bichito. Soñar es barato.