DEPORTE Este es el recorrido de la Carrera Nocturna de Sevilla 2023

TRÁFICO Fecha para la reapertura al tráfico de la Avenida de Las Razas

el poliedro

José / Ignacio Rufino

Ten paciencia y te daré calor

Angela Merkel advierte que hablar de estímulos no supone en absoluto olvidarse del control del déficit

QUIZÁ hayan leído la entrevista que Angela Merkel concedió esta semana pasada a un grupo de periodistas europeos. Si algo tiene la kanzlerin es consistencia, es decir, la coherencia sostenida en el tiempo: ante los mismos estímulos, las mismas respuestas. Otro tipo de estímulos, los destinados a posibilitar la resurrección de la inversión, el consumo y el empleo, han sido recientemente considerados en la hoja de ruta de Merkel, tras varios años de rigor presupuestario germánico aplicado a los países con mayor riesgo fiscal, como España. Sin embargo, como era de esperar, la posición oficial alemana no varía sustancialmente en lo tocante a disciplina fiscal pública: "Necesitamos menos déficit, más competitividad -véase "mayor ajuste salarial, en el caso español"- y paciencia". Esta última recomendación, tan maternal, me recuerda a Bernd, un alemán que me alquiló unas antiguas cuadras arregladas en la sierra alentejana. Un incendio pavoroso arrasó desde Aljezur a Sagres, y mientras dedicábamos las mañanas a rematar brasas impenitentes, solía decir con autoritario cariño: "¡Langsam, langsam!". Despacito, paciencia, seguridad. Permitan la metáfora. El control del déficit es un punto cero no negociable para Merkel. Su postura es más que defendible, y le es exigida por sus votantes, que en pocos meses vuelven a votar. Pero el excesivo castigo a las personas y la parálisis ocasionada en las economías tenidas por más disolutas han forzado a abrir la ventana al estímulo económico. (Inventario no exhaustivo de estímulos: transferencia de rentas a familias o colectivos; apoyo a la creación empresas y a la contratación; inversiones estatales en obras públicas aparte de los objetivos de déficit; tipos de interés atractivos - o sea, bajos- para animar el consumo privado y la inversión no financiera. Cuando hablamos de estímulos, hablamos normalmente de dejar de ingresar o, alternativamente, de gastar más para que ese lucro cesante y ese gasto generador de déficit produzcan a medio plazo benéficos movimientos económicos: mayores consumo y producción; nuevos empleos, mayor recaudación. El grial del estímulo es que sea fructífero y no otra fuente de ineficacia y fraude. Que nos conocemos.)

Aun sospechándome víctima de una especie de síndrome de Estocolmo, algunas opiniones de Merkel resultan poco discutibles, aunque no completas: "Cuando se reduce un sector público hinchado y un sector de la construcción desmesurado, es normal que no haya crecimiento". Desgraciadamente, los periodistas que entrevistaron a Merkel no pudieron preguntarle por la enorme sombra que se ha cernido sobre el principal banco alemán este jueves, el Deutsche Bank, "horriblemente infracapitalizado", según un gran conocedor del paño, Thomas Hoenig. Sólo faltaba que el banco alemán de bandera pudiera convertirse en el Lehman Brothers europeo (eleconomista.es, 4/7/2013: El gran problema europeo puede estar en Alemania).

En este país se ha incrementado el peso de lo público con criterios a veces nada racionales, y tampoco se ha hecho un intento serio de reorganizar a las instituciones con un verdadero plan de eficiencia y control presupuestario: cuando nos hemos puesto a ello, lo hemos hecho urgidos por la presión externa de socios comunitarios, inversores llamados mercados y erráticos sanedrines globales como el FMI. O sea, lo hemos hecho mal y a instancia de parte. Y de paso, muchos han visto abierta la veda para la caza del venado común, que según los ideólogos del derribo público arrebata rentas y creatividad a la iniciativa privada. A éstos les importan mucho más las grandes tetas del gasto -salud y educación- que otras instituciones de dudoso origen y utilidad: reconvertir la pléyade de organizaciones públicas que ni siquiera están bien inventariadas no tiene tanto atractivo de negocio como los hospitales y los colegios.

Tags

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios