Visto y Oído

francisco / andrés / gallardo

Toritos

UNA docena. Muchos, demasiados, fallecidos en becerradas y encierro. Una cifra impropia para un país desarrollado ¿Qué medidas de seguridad se dan en esas verbenas? ¿Qué medidas de autoprotección entre sus vecinos imponen esos municipios? Justo cuando la fiesta taurina vive su momento más impopular y hasta su existencia futura se pone en entredicho, aumentan los sucesos y noticias de estas bobadas cornúpetas, excusas alcohólicas para maltratar (en estos casos, sí) a un animal entre risotadas, entusiasmos localistas y apelaciones de tradición. Demasiadas víctimas en las peores fiestas, en unas celebraciones que son casi parodias del jolgorio que abre el verano, los sanfermines. Los madrugones vacacionales se inauguran con la serena voz navarra de Javier Solano, analizando carreras, gestos y empellones por el corazón pamplonica. Los agostos llegan a su fin con los encierros de barriada en San Sebastián de los Reyes, que los emite Antena 3, cadena que sólo tiene que sacar al balcón un par de cámaras para retransmitir a las reses discurriendo por el impersonal casco de estas afueras madrileñas. En la cadena privada se narran los encierros como si fueran una carrera de la Fórmula 1. Y el espectador mira de reojo por si la tragedia aparece en directo. A la gente le gusta imitar lo que ve por la tele. Incluso lo de ponerse delante de un toro, o simular riesgo mientras se curiosea por las tablas. Imaginar que se es protagonista ante los vecinos. Muchos pueblos, demasiados, quieren jugar a ser Pamplonas televisados, zaherir al ganado con cualquier coincidencia del calendario. Sentirse catetos del siglo XIX mientras se comparten cornadas y dramas en el facebook. Menudo agravio a los toros de verdad.

Tags

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios