La Constitución celebra hoy su más triste y problemático día. Triste porque estamos en el año negro de la pandemia y los males que ha traído y aún traerá; y porque la celebramos con más de 70.000 españoles muertos (de los que el Gobierno reconoce 46.252) y una media de 226 fallecimientos diarios. Problemático porque están en el Gobierno de España quienes se han declarado abiertamente enemigos de lo que llaman régimen del 78, llevados por un PSOE desfigurado por Pedro Sánchez; y porque sus apoyos son los independentistas radicales de ERC y Bildu, con los que están conformando lo que llaman un bloque progresista.

Queda muy facha, de Vox o de carcamales miles gloriosus con nostalgia de golpes y fusilamientos, hablar de un Gobierno socialcomunista. Pero, objetivamente, el Gobierno lo integran socialistas y una coalición formada por la extrema izquierda populista de Podemos e Izquierda Unida, dentro de la que está el PCE. Objetivamente, el populista Iglesias (admirador del genio bolchevique de Lenin) es vicepresidente y el comunista Garzón es ministro. Ellos mienten al llamar trifachita a la oposición representada por PP, Ciudadanos y Vox, porque solo Vox representa la extrema derecha populista; pero no se miente al decir que este Gobierno está conformado por socialistas, populistas de extrema izquierda y comunistas. Si consideran facha que les llame lo que son, es su problema.

En la víspera del día de la Constitución Patxi López ha dicho: "Los socialistas creemos que hay que modificar la Constitución para adaptarla a los nuevos tiempos… Hace 42 años los españoles nos pusimos de acuerdo para construir un futuro juntos… Lo primero que decidimos es que España fuera un Estado social, democrático y de derecho". Cierto, pero incompleto. Olvidó que el artículo 1 del Título Preliminar también dice que la forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria; que el artículo 2 dice que la Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española y el 3 que el castellano es la lengua española oficial del Estado, y todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarle. Nada impide introducir reformas en la Constitución. Pero están en el Gobierno, y les apoyan, quienes pretenden liquidar el punto 3 del artículo 1, el artículo 2 entero y el punto 1 del artículo 3. Y esto, señor López, no es modificar, es abolir.