ARajoy no le interesa andar a malas con José María Aznar, pero a José María Aznar todavía le interesa menos estar a malas con el presidente de Gobierno, y cuentan por FAES, donde se encuentran los más leales colaboradores y ex colaboradores de Aznar, que aunque no lo dice se ha dado cuenta de que cometió un profundo error al hacer una crítica tan ácida a Rajoy en la entrevista de Antena 3. Y que además se quedó descolocado cuando vio que Rajoy no entraba al trapo, no le respondía, no tuvo ni un solo gesto de contrariedad.
En el lado de Rajoy la lectura que hacen es que el presidente demostró ser "un señor" al mantener una posición de distancia ante lo que fue un revulsivo dentro del PP, ver al presidente de honor a la greña con el presidente actual del partido y presidente del Gobierno. Pasadas unas semanas, Aznar ha decidido rebajar sensiblemente su tono crítico en su nueva comparecencia pública, ante la que había gran expectación. Y, sorpresa sorpresa,Soraya Sáenz de Santamaría anunciaba a última hora que asistiría a la conferencia de Aznar, donde se sentó en primera fila junto al ministro de Industria y la alcaldesa de Madrid. A nadie se le escapa que la vicepresidenta acudió de acuerdo con Rajoy.
En cualquier caso, el nuevo tono de Aznar y la presencia de dos miembros del Gobierno en la conferencia del ex presidente significa que los dos, Rajoy y Aznar, han puesto en marcha el "vamos a ser amigos" del chiste del dentista y su paciente. No se van a hacer daño, por la cuenta que les trae a uno y a otro. Y sobre todo por la cuenta que le trae al PP, al que los dos son leales por encima de las muchas discrepancias que han mantenido en los últimos años, porque el desencuentro actual no es nuevo como sabe cualquier que siga las interioridades del PP. Hace mucho tiempo que Aznar tiene celos de aquel a quien designó sucesor, piensa que no mantiene en forma su legado; ante esa actitud crítica Rajoy no castiga a Aznar jugando a la contra, pero a menudo sí con algo que es peor en política: la indiferencia. El famoso látigo de la indiferencia.
Es el peor escenario para un Aznar que triunfa en el plano económico e internacional pero cada vez tiene menos cancha dentro de España. Y es mal escenario para un Rajoy que pierde votos a chorros y empieza a sentir el recelo de los barones regionales que temen verse afectados por esa pérdida de votos. Además tiene a su partido en carne viva por los casos de corrupción.
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