La ventana

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

Vida bajo los altos cielos de Sevilla

Vísperas de mucho cuando la cuenta atrás hacia los días más señalaítos del calendario lúdico de la ciudad. Domingo rutilante, con los cielos hermosamente azules en su altura, que hay que ver cómo hermosean a Sevilla los cielos cuando están tan altos como estaban en ese Domingo de Pasión. Salía el personal del Maestranza de escuchar el Pregón y se topaba con otra marea que tenía colapsado el Arenal. Ni un hueco en los abrevaderos para el avituallamiento lógico de la hora. Y si Sevilla es incomparable desertizada, también encanta en la explosión de vida que estalla cuando lo mejor está por venir. Daba gloria franquear el Postigo y enfilar Arfe camino de Adriano, que era de bullicio como en tarde grande en el cofre del Paseo Colón. Íbamos metabolizando el Pregón y toda esa eclosión vital ayudaba a digerir la delicia que es vivir donde Dios nos colocó.

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