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La colmena

Magdalena Trillo

mtrillo@grupojoly.com

Vox se equivoca

Macarena Olona chirría en los debates de televisión con la misma intensidad con que sorprende Teresa Rodríguez

No piensen que el título de este artículo es un deseo. Aunque sea más que consciente de que la Andalucía moderada y de progreso que arrasa en los sondeos, la que se disputan Juanma Moreno (PP) y Juan Espadas (PSOE), dista mucho de la que irá a votar el próximo domingo. ¿Ya nos hemos olvidado de cómo se movilizó Vox hace cuatro años en los grupos privados de Telegram y WhatsApp?

Macarena Olona chirría en los debates de televisión con la misma intensidad con que sorprende Teresa Rodríguez. La una, por histriónica; la otra, por perspicaz. Pero ni lo uno ni lo otro tiene por qué traducirse en las urnas. No lo hizo el 2-D de 2018 cuando el partido de Abascal irrumpió en el Parlamento andaluz con perfil bajo: dejando gobernar a PP y Cs, haciéndose notar de vez en cuando y evitando el desgaste del poder.

No es una cuestión menor. En la hoja de ruta de Vox ahora está entrar en los gobiernos y decidir. Es su línea roja; ha sido el precio del Gobierno de Castilla y León ,y ya empezamos a ver las consecuencias: un recorte de 20 millones en las subvenciones a sindicatos y patronal. Imaginen la tijera cuando toque el turno al feminismo, los inmigrantes o el colectivo LGTBI. Eso sí, en paralelo, han disparado el presupuesto para altos cargos. ¿Tantos favores había que devolver y tantos amigos que colocar?

Pero no nos confundamos. La que causó furor el pasado fin de semana en Marbella, por encima incluso de Olona, fue la italiana Giorgia Meloni con sus proclamas neofascistas: "Sí a la familia natural, no a los lobbies LGTB. Sí a la identidad sexual, no a la ideología de género. Sí a la cultura de la vida, no al abismo de la muerte". Periodista, mujer, cristiana y madre (no sé en qué orden); admiradora de Mussolini, Orbán y Trump (no sé qué da más miedo).

El mayor temor de la izquierda es que no logren movilizar a sus votantes, el propio PP lleva media campaña alertando de que "no se puede bajar la guardia" y hasta Cs fía su supervivencia a que un puñado de nostálgicos vuelvan pronto de la playa y vayan a votar...

Cierto. No hay nada hecho. Pero vivimos tiempos complejos en los que no hay mayor activo para movilizar que la amenaza de perder nuestras pequeñas cuotas de poder; nuestro status quo. Los psicólogos lo tienen estudiado. Y están convencidos de que hay una legión detrás de la campaña de Vox. Esa en la que anida el mensaje de la patria, la familia y la "libertad". Todo muy de manual de éxito… hasta que toca retratarse gobernando.

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