Roman Polanski es el último damnificado por los estragos de la doble moral y el puritanismo norteamericano dentro y fuera del mundo del espectáculo. Lo que no podía esperarse es que la persecución a la que ha sido sometido por la justicia y los medios de comunicación sensacionalistas desde finales de los años 70 haya acabado con una detención en un país como Suiza. Paradojas de la neutralidad.

Polanski se une así a una larga y selecta lista de estrellas y directores de Hollywood, libertinos sin moral ni decoro, mal ejemplo para la juventud y la sociedad bienpensante, perseguidos por la censura, las fuerzas del orden y la justicia en inextricable alianza purificadora. En su libro Hollywood Babilonia, Kenneth Anger da buena cuenta de muchos de estos casos en la era dorada de los estudios, de Fatty Arbuckle, el gran cómico mudo, a Eric Von Stroheim, aficionado a organizar orgías en su mansión de Beverly Hills. Los dos acabaron fuera de juego, abandonados a su suerte por la misma industria que financió y aplaudió sus excesos en la pantalla.

Existe un doble rasero público/privado para medir la carrera y la biografía de Polanski. Desde Europa se le ha visto como el joven polaco que escapó de las garras del Holocausto para labrarse una brillantísima carrera como cineasta, saltar a Hollywood, reinventar los géneros y echarle un pulso al sistema. Desde Estados Unidos, sin embargo, a Polanski se le miró siempre por el ojo de la cerradura, con recelo y desconfianza: detrás del cineasta genial, su figura menuda y su cara de niño no cuadraban del todo con una vida de piscinas, escándalos y muerte. Sospechoso igual a culpable. La acusación (no probada) de violación de una menor en la casa de Jack Nicholson y un juicio mediatizado y manipulado, tal y como se desprende del documental Roman Polanski:Se busca, recién editado en España, hicieron el resto para servir la carnaza en bandeja y encontrar un nuevo chivo expiatorio para las nuevas ligas de la decencia de la era digital.

Precisamente, en la entrevista que abre este documental Polanski responde con franqueza: "siempre me han gustado las young women, creo que a la mayoría de hombres le gustan las young women. Estoy seguro de que cuando Polanski hablaba de esa "mayoría de hombres" se estaba refiriendo también a los jueces, policías y periodistas que no han parado hasta ponerle unas neutrales esposas suizas.