Luis Carlos Peris

En el adiós a un ejemplo de dignidad y bonhomía

La ventana

01 de agosto 2011 - 01:00

ESTA mañana primera de agosto, cuando el deán de la Catedral recuerde la figura de don Juan Fernández, las tripas de la Colegial se encogerán porque en el túmulo estará uno de los suyos, un sevillano a carta cabal que rigió a Sevilla con bonhomía, sobre todo con bonhomía, y que se fue con dignidad, con esa dignidad que al doctor Fernández Rodríguez y García del Busto tan poco trabajo le costaba demostrar. Pasó a la historia de la ciudad como el alcalde que llevó la Feria allende el río y porque supo darle atractivo a la canícula con un invento en el que no creíamos nadie. Y es que consiguió convencer a Betis y Sevilla para que chocaran en un trofeo que batió todas las marcas de rentabilidad, el Ciudad de Sevilla. Era un hombre fino y bueno, una persona admirable a la que tuve el gusto de tratar como alcalde y como sevillista que alguna vez viajó con su equipo. Hoy se encogerán las tripas del Salvador, ya lo creo.

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