DERBI Betis y Sevilla ya velan armas para el derbi

Tiempos modernos

Bernardo Díaz Nosty

El ánimo de la afición

Amis amigos y a mí nos rechinan la derecha montaraz, las posiciones fundamentalistas, la ausencia de ética en la vida pública, la miseria del debate político, la delgadez de Andalucía, que se nos dijo era musculosa e imparable… De forma progresiva, esas posiciones inoxidables, orientadas por una determinada visión del progreso y la modernidad, empezaron a chocar con quienes decían representar políticamente tales inquietudes.

¿Cómo conciliar planteamientos que los clásicos llamarían de izquierda con prácticas políticas empobrecidas por la reiteración del oportunismo? El granero se agota y, entre los parroquianos, hay una severa fatiga. Sería injusto acusar a un electorado en fuga -eso apuntan las encuestas-, cuando a su generosidad se debe la presencia en el gobierno durante décadas. Estamos ante una oportunidad de regeneración anunciada y fallida, que deja huérfanas las expectativas de buena parte del electorado socialista.

Estos sentimientos, propios de votantes en cuarentena, estacionados en la inquietante antesala de la abstención, suelen ser tomados, cuando se hacen públicos, como munición para la derecha. Alguna vez habrá que preguntarse ¿pero quién ha sido el que ha entregado aquí el polvorín? ¿Quién ha desatendido las demandas de cambio en la sociedad? El electorado no se ha volatilizado por arte de magia.

No creo, sin embargo, que sea hora de tirar por la borda, como si del fin de una autocracia se tratara, la labor de los gobiernos de la Junta. Quienes así lo hicieran se arriesgan a tensar innecesariamente la cuerda en un proceso de transición hacia la alternancia, inédito en la memoria de la democracia autonómica. Y también a que las debilidades de sus acusaciones sean vistas como la ausencia de propuestas, o como la manifestación de un espíritu revanchista que, a la larga, les pasará factura. No es eso lo que hace falta.

Es preciso empezar a hacer estas reflexiones, aunque no se verifiquen en un cambio político en 2012, y evitar el catastrofismo del después de mí, el diluvio… Al partido gobernante le cupo la posibilidad de hacer una cirugía bastante más profunda que la salida del señor Chaves, que no era su principal problema. Pero una espiral de silencio, apenas rota con las salpicaduras del camino, se ha apoderado de quienes querían romper con la pereza intelectual de la política andaluza…

Entre los amigos y conocidos, allí donde las afinidades afectivas comparten algo tan básico y elemental como es la ética política, hay una sensación desoladora que ilustra parte del trasfondo cualitativo de las encuestas. Me refiero al estado de ánimo de la afición.

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