Un atardecer en el Patio de la Montería

Estábamos en el sitio ideal a la hora adecuada, pero la sensación, magnífica, se agrandaba por la cantidad de tiempo transcurrido sin vivir eso. Ver cómo va haciéndose de noche en el Patio de la Montería en pleno apogeo de los vencejos volando como aviones sobre nuestras cabezas y con la banda sonora de las campanas de la Giralda dando las diez es un momento sublime. Pero si eso ocurre tras mucho tiempo de sequía; tanto tiempo que ha hecho dos años de la última vez, que creo recordar que fue en un Premio Ateneo de novela, allá por junio de 2019. Y aunque las restricciones vigentes quitan una buena dosis de encanto al asunto, con esas distancias y esa ley seca como colofón, una atardecida en dicho lugar y en plena antesala del verano lleva una sobredosis de sevillanía en la mochila. Si, además, ocurre tras una sequía festera tan insoportable, usted verá...