
Antonio Brea
Ni Washington ni Moscú
La aldaba
Qué interesantes los días que hemos vivido pasando la lupa por las fotos de ciertos actos. La de la copa de Navidad del PP de Sevilla fue toda una experiencia. ¿Dónde estaba Wally, que diga dónde está el alcalde de Sevilla? Pues no estaba. Y miren ustedes que repasamos todas las caritas. Y había una bulla. ¿Pero había algún miembro del equipo de Sanz en la copa? Que se sepa el gobierno de la ciudad es del PP, ¿no? Ninguno, salvo Pepe Lugo. Aceptamos al gran José Lugo, trabajador infatigable del partido, como único representante de la Plaza Nueva en la copa del partido que rige (en minoría) los destinos de la capital de Sevilla, blonda y mantilla. En el acto de inicio del curso político en la Real Venta de Antequera solo estaba del gobierno de la ciudad la concejal Minerva Salas. Debe ser el gobierno de los ausentes de las citas de su propio partido. Sanz toca el cornetín y nadie acude. O envía a un subalterno como Sánchez con el Rey cuando quiere fastidiar. A lo mejor es una versión renovada de la estrategia que siguió Zoido cuando estaba en la oposición: desmarcarse de las siglas de la formación, apostar por la marca propia y abrirse hacia sectores tradicionalmente alejados del centro-derecha. Pero más que independencia, la cosa huele más a autosuficiencia.
El líder de la oposición, el ex alcalde Antonio Muñoz, se dio un baño de apoyo en la Fundación Cajasol. También repasamos la lista de presentes. Surtido variado, como las cajas de polvorones. Alguien se tiene que tragar estos días los de limón y coco, que los hay. Ojú. No todos son de canela, que los había. Pero llenó la sala, un éxito para un portavoz del PSOE cuando las siglas del partido lastran a cualquier candidato socialista más que otra cosa. Se llevó la bendición de Javier Fernández para repetir de candidato. Tomen nota, que diría aquel. Hace bien el aparato en despejar dudas, que bastantes tiene ya la formación. Muñoz no repitió de alcalde por efecto del voto de castigo a Sánchez. Y no comparen el voto rural con el urbano. Muñoz tendrá que aplicar algo de colmillito y colocar velas a todos los santos para que Sánchez no escore más al PSOE. Solo con la izquierda (y dividida) no se gana en Sevilla. Sanz comenzará pronto a oír el tic-tac de las elecciones, no tendrá presupuesto el cuarto año porque ese regalo no se lo van a hacer. Pero Muñoz tiene que hacer el triple salto mortal: encapsularse, tirar de su marca y evitar todo lo que huela a Sánchez. Por ahora ha llenado el salón un lunes por la mañana. Y Sanz mira por encima del hombro a los altos dirigentes de su partido. El ausente se siente fuerte. Y el jefe de la oposición, entusiasmado. Quedan polvorones en la caja... de limón y coco.
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