La ventana

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

De cuando el besamano no era virtual

Apostamos por el colchón de los recuerdos cuando vivimos en esta nueva normalidad que ni es normal ni nada que se le parezca. Y en estas vísperas de la Virgen se nos viene a la memoria un hecho de cuando el besamano era con todos sus avíos, nada virtual. De ello hace mucho y en aquella mañanita de agosto se caían los pájaros por la calor; estábamos paseando, decidimos refugiarnos en la Catedral y nos pusimos en la cola del besamano. Cola lenta, y a la diestra de la Virgen sentado un canónigo muy popular en aquellos ochenta que limpiaba con un pañuelo la mano de la Patrona tras cada ósculo. Pero no estaba el hombre para grandes esfuerzos y la cola venía del lado contrario, por lo que el beso iba a la mano izquierda y él, dormitando, limpiaba la otra, la que le cogía más cerca. Y mi amigo se rompía de risa. Los dos murieron ya, mi amigo y el calonge.

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