Desde mi córner

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

Un clásico con tintes sevillistas

La diferencia de fútbol entre el Athletic y los de Lopetegui dan hoy como gran favorito al Sevilla

Mientras el omnímodo Florentino anda maniobrando en pro de una competición elitista que arruinaría las domésticas, de nuevo la Liga en escena. Con las brasas del aluvión de ocasiones desperdiciadas ante el Rennes, el Sevilla vuelve a la palestra con un clásico liguero. Un Athletic Club (antes Atlético de Bilbao)-Sevilla es uno de esos choques que te retrotraen en el tiempo a aquellos duelos de cuando el bulevar de Dato.

Duelos en el viejo de Nervión como el que litigaban Fernando Guillamón y Gaínza o aquellos trepidantes Dani-Sanjosé en la Catedral auténtica, aquella de la grada Garay que antecedió al sofisticado actual San Mamés. Entonces eran más igualados esos pleitos, pues el gran club vasco era una potencia indudable sin nada que ver con lo de ahora. Hogaño llega el Sevilla al Bocho con vitola de favorito y en el recuerdo queda el partidazo último bajo el cornetín de Banega.

Va a jugarse a la hora de aquellos tiempos tan pretéritos del viejo Nervión y a la cita acude un Sevilla pletórico tras el chorreo de dominio del miércoles. Al otro lado de la cancha espera un Athletic dubitativo con el entrenador en precario y el saldo goleador bajo mínimos. Aunque la situación del Sevilla en la tabla es engañosa a falta de dos partidos pendientes, supera a los vascos. Ítem más, lo que ofrece en cancha es muy superior a lo que hoy dan unos desdentados leones.

Y sumidos en el vértigo de este calendario, lo más probable es que Lopetegui apele a alguna que otra rotación. No muchas, que ya se vio qué ocurrió el pasado sábado ante el Éibar. Claro que sean como sean las conclusiones de Lopetegui a la hora de confeccionar la alineación, nadie duda de que a poco que las cosas discurran con normalidad, los tres puntos habrán de venir a Nervión. Y todo en el corazón de otra sabatina con los de Champions, lo que le da un plus de interés indudable.

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