La aldaba

Carlos Navarro Antolín

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El colgante de plata de los tres reyes magos

Esta tarde iremos juntos, reiremos y lloraremos, haremos que la herida abierta se convierta en una cicatriz de homenaje Fernando López, el primer heraldo de Sevilla El 8-D, el gran reto de Sevilla Así se presenta 2024 para Sevilla

El colgante de plata de los tres reyes magos.

El colgante de plata de los tres reyes magos. / M. G. (Sevilla)

Esta tarde de cielos de memoria con sabor a almendra y surcados por estrellas de caramelo será de herida todavía abierta, con el desgarro necesario hasta alcanzar la cicatriz que sea el mejor homenaje, el recuerdo más hermoso y la prueba de gratitud siempre infinita. Esta tarde, ironías del destino, sublimes y humanas contradicciones, sufriremos y sonreiremos, lloraremos y seremos felices, guiñaremos el ojo y nos llevaremos la mano al corazón. Esta tarde de algarabía, bulla, abuelos de gafas gordas y niños de pantalón corto, golosinas, juguetes, zapatos envueltos en celofán, paraguas del revés y huestes traviesas de beduinos, iremos de nuevo de la mano de nuestros padres a la búsqueda de un rey. Y nuestros padres estarán, siempre lo están, porque la cabalgata tiene tal fuerza que hace sentir aunque sea por un instante que están con nosotros quienes un día marcharon a un mundo mejor, libre de miserias y pesares, de envidias y soberbias. Esta tarde de piquetes de caballería, turbantes, capas, coronas, piedras preciosas y personajes de los dibujos animados, iremos juntos como tantas tardes de cinco de enero. Esta tarde tiene el brillo de un colgante de plata con los tres reyes magos y la estrella, el tacto de las pieles contra el frío y la prudencia de admirar las carrozas a media distancia para que aprendamos a apreciar la estética de quienes las han preparado con el esmero y la dedicación de un plato cocinado a fuego lento.

Esta tarde se bañarán los ojos de lágrimas y azúcar, de recuerdos y felicidad, de homenaje al pasado y esperanza en el futuro. Como canta el himno de los reyes magos, “el Gran Visir nunca dejará de sonreír”. Iremos juntos, no lo dudes. Tú estarás en el corazón, ese lugar privilegiado que se reserva a los mejores, los imprescindibles, los que dejan huella, donde habitan los que pasaron por este mundo dejando un legado rico en obras y valores. Esta tarde iremos juntos en la carroza para venerar a la Esperanza, flores blancas a los pies; al Carmen del Altozano y el rostro de nácar de la Estrella. Esta tarde no dejaremos de sonreír para que pronto no haya herida, sino cicatriz. Vencerá la ilusión de los cielos que aguardan la mañana más hermosa, triunfará la sana alegría de la inocencia, blindaje seguro de nuestras vidas. Gozaremos del hermoso y rotundo poder de la cabalgata. Iremos juntos en la carroza, sin miedo a sufrir ni a caer abatidos por la nostalgia. Nunca se sufre cuando se va camino de la Esperanza y con la alegría de la fe. La mirada siempre al frente en clara expresión de futuro. Y la mano en la plata del corazón de este cinco de enero que al final no vivirás en un balcón, sino conmigo en la carroza. Bendito sea Dios todopoderoso que nos hiere para que seamos más fuertes.

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