Artículos

Tomás García

El contrato del Cristo de la Clemencia

Sólo ha transitado una vez por las calles hispalenses, en el Santo Entierro Grande de 1920

07 de abril 2023 - 01:46

El grandioso Cristo de la Clemencia fue tallado por el maestro jiennense Juan Martínez Montañés, presente ya en Sevilla a los catorce años y fundador a la veintena de un taller del cual saldrían sublimes creaciones. El arcediano de Carmona Mateo Vázquez de Leca encarga el crucificado en 1603 para su oratorio privado sito en la collación de San Nicolás. Valorado en principio en quinientos ducados, Montañés aceptaría una cantidad menor: "y quiero que no me pague ni de más cantidad de los dichos trescientos ducados aunque valga más de los quinientos ducados arriba dichos". El plazo de ejecución se fijaría en seis meses, aunque su entrega se demora hasta 1606 al salir al completo de la gubia del maestro, añadiéndose finalmente seiscientos reales y dos cahíces de trigo "por la buena obra". El canónigo lo dona en 1614 al Monasterio de Santa María de las Cuevas con expresa condición de que jamás se saque del convento. La petición sería respetada sólo durante dos centurias, pues, debido a la ocupación francesa, sería resguardado en 1811 en el Alcázar y devuelto a La Cartuja dos años después. Como consecuencia del avance de las tropas carlistas y la desamortización de Mendizábal, la celestial figura es almacenada en 1836 en el Hospital del Espíritu Santo de la calle Colcheros (Tetuán) y llevada al poco a la Sacristía de los Cálices de la Catedral. Aparece un lustro más tarde en el "cuarto del Cristo" del Museo Provincial, regresando cuatro años después a los Cálices. Al fin, se traslada en 1992 a la capilla catedralicia de San Andrés, donde reposa frente al lugar donde fue sepultado Mateo Vázquez de Leca, hoy bajo el pavimento de la nave de San Pablo y junto a la reja del altar mayor. Sólo ha transitado una vez por las calles hispalenses, en el Santo Entierro Grande de 1920, resultando turbador que el Nazareno de Pasión sea la única imagen adscrita al maestro de maestros que procesione en la Semana Santa que tanto le debe...

El Cristo de la Clemencia lleva la impronta del taller granadino de su paisano Pablo de Rojas, donde se inició, mostrando el alargamiento manierista previo al pleno barroco que desarrolla en su última etapa y sirviendo de modelo iconográfico para discípulos y seguidores. Está tallado en madera de cedro y traspasado por cuatro clavos según las Revelaciones de Santa Brígida recogidas por Francisco Pacheco, pintor que imprime una policromía con encarnado mate y poca sangre. Sus características primordiales se reflejan fielmente en las condiciones impuestas por Vázquez de Leca en el concierto suscrito con el imaginero conocido en su tiempo como "el dios de la madera".

"El dicho Christus crucificado a de estar bibo antes de aver espirado, con la cabeça ynclinada sobre el lado derecho mirando a qualquiera perssona que estuvierele orando a el pie del... hablándole y como quexándosse que aquello que padeçe es por el que está orando, y assí a de tener los ojos y rostro con alguna seberidad y los ojos del todo abiertos".

stats