¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Endecha por la muerte del árbol de Santa Ana
ESTAMOS en el corazón del mayor escaparate patrio, el de la primera fila de barrera de sombra de Las Ventas del Espíritu Santo. Siempre fue un escaparate, tanto en Las Ventas como en la Maestranza, perseguido por todos los que son algo o pretenden pasar por algo, por figuras y figurones. El ya fallecido Alfonso Navalón, el plumabrava más hiriente de cuantos componen la nómina de críticos taurinos de todos los tiempos, calificaba de puro y clavel los acontecimientos que más figuras y figurones congregaba y da la casualidad de que en estos tiempos de crisis en los que el fondo de la susodicha ni se adivina, ésta no se deja notar en dicho escaparate. Comprobamos el barrido que las cámaras de televisión dan una y otra vez para comprobar que siguen estando en él casi todos los que son.
La crisis que nos angustia no se nota en esos grandes acontecimientos, pero sí en los de medio pelo. Está claro que toda crisis, y ésta no podía quedar al margen, es sufragada por los que no la originaron. Los que no se beneficiaron en su día de la burbuja inmobiliaria -causa principal según algunos, no todos, de la catástrofe que nos abruma- son ahora los damnificados. Siempre pierden los mismos y siempre ganan los mismos, qué le vamos a hacer. Y como siempre pierden los mismos, pues en la primera fila de barrera de Las Ventas, como hace un mes en la de la Maestranza, siguen siendo los de siempre los que a diario salen en la tele o en los papeles como si no hubiese pasado nada, como si la crisis no fuese con ellos. Y es que, dolorosamente, no va con ellos, ganaron en los tiempos de las maduras y ganan en los de las duras. Ya, ya sé que ahora ganan menos que antes, faltaría más, pero helos ahí, en la gran vitrina cuando toca corrida de puro y clavel.
Y en el ruedo pasa lo mismo, que la crisis se ha llevado por delante a los del segundo circuito, a esos toreros que se anunciaban en plazas sin palcos. Decía Guerrita que él sólo toreaba en plazas que tuviesen palcos y aseveraba El Gallo que él se anunciaba en sitios donde no hubiese tranvía. Bueno, pues la crisis se ha llevado por delante a esos toreros modestos que ya no podrán vivir de pegar pases. Dicen los empresarios que a causa de la crisis hay que potenciar los grandes carteles, entre otras cosas porque son los únicos que atraen a los que todavía tienen dinero para ir a los toros. Para ir a los toros y para lo que haga falta, para alternar Punta del Este con Saint Moritz y la primera fila de Las Ventas después de haberse dejado ver en la de la Maestranza. Sólo hay que asomarse al Plus en estas tardes de isidrada para comprobar cuanto digo, que se pasa lista y no falta ni uno. Ni uno ni una, que hay que ver qué lujo, lo poco que se nota la crisis en dicho expositor.
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