Cualquier siglo de estos, posiblemente el menos pensado, el encierro se convierta en disciplina olímpica. El encierro pamplonica, me refiero, con esos morlacos cada día más rápidos para que el dato objetivo más esgrimido por sus narradores sea el del tiempo transcurrido en el trayecto que va de la Rochapea a la plaza. Difícil es ya ver uno de esos encierros en que los toros y los mozos corren con temple, acompasadamente, para el remate en la montonera que le añadía dramatismo a la cosa. La causa, que la mayoría de los ganaderos de bravo mueven al ganado más que antes, con esos correderos que forman parte clave en la estructura del hábitat. Son hoy los toros como atletas de élite y bien que se demostraba ayer con los temibles cebadas. Y es que se ve que cada día registran mejores marcas y que si hoy son más rápidos que ayer, seguro que son menos que mañana.