Las dos orillas
José Joaquín León
Noticia de Extremadura
No había ropa tendida, en sentido figurado, porque los niños ya estaban en el colegio. Sí la había al pie de la letra porque seguí la entrevista de Alsina al presidente del Gobierno mientras tendía la ropa en el patio. Después de cuatro años de abstinencia. El comienzo fue shakesperiano. ¿Por qué nos ha mentido tanto? Algún asesor le tenía que haber pasado la cita de Bergamín: “La mentira y la verdad son dos malas consejeras, una te dice que mates, otra te dice que mueras”. Pero en una hora de conversación, si se le puede llamar así, su única referencia intelectual fue el café que se tomó con Hillary Clinton. Yo seguía tendiendo la ropa consciente de que entramos en un tiempo político de pinzas, concepto que acuñaron Aznar y Anguita a nivel nacional, Javier Arenas y Diego Valderas en Andalucía. Eran pinzas transversales para tender miriñaques y saltos de cama. Las pinzas de ahora son más rústicas, sin una pizca de poesía asimétrica. Alsina puso en su contexto la pesadilla de Sánchez de no conciliar el sueño si gobernaba con Podemos. El presidente le agradeció que aclarase que ese mal sueño se refería a darle a sus socios incómodos y asamblearios ministerios de Estado. En Román paladino, que les dio carteras (o Donuts, vaya usted a saber) que podían ser direcciones generales o secretarías de Estado: Consumo, Igualdad, Asuntos Sociales, Universidades. Trabajo es la única excepción porque Yolanda va de ganadora. Hija del Ferrol, donde el PP ha ganado con mayoría absoluta y el equipo local le ha dado la única alegría al fútbol gallego con su ascenso a Segunda. El equipo donde empezó Marcelino, el autor del gol a la Unión Soviética en la Eurocopa del 64. Yolanda ha vuelto a batir a Yashin. En un minuto logró lo que Pedro Sánchez no ha conseguido en cuatro años: prescindir de Irene Montero. El presidente ni se inmutó ni se dio por aludido cuando Alsina le recordó la tómbola de sus ministros de Justicia: a Dolores Delgado, notaria de la exhumación de Franco en el Valle de los Caídos, la nombró fiscal general del Estado para que su subalterno la hiciera después fiscal de Memoria Democrática; al ministro Campos lo promocionó para el Tribunal Constitucional. Y encima se queja de la derecha mediática quien maneja todos los resortes: el CNI, el CIS, el BOE, amén de afines y delfines. Las elecciones coinciden con la última etapa del Tour de Francia. Hace casi cuarenta años que no lo gana un ciclista francés. El mismo tiempo que lleva sin ganar un socialista de verdad. El último fue Felipe en el 82. Las siguientes elecciones no las ganó Felipe, las ganó el felipismo. España es una península rodeada de agua por todas partes y llena de ismos. Hay un Sánchez quijotesco que reniega del sanchismo. Se aferra a su Ínsula Barataria del pancismo. Kaspar Hauser ha decidido salir de su cueva y debatir en radio y en televisión, en hierba y en tierra batida. En un tiempo de albricias: sin Irene Montero, sin Ada Colau, sin Sálvame y sin alcalde de Bildu en el chupinazo de los sanfermines y de la campaña electoral. ¿Quién da más? Sólo falta que un francés gane el Tour de Francia, lo que no ocurre desde tiempos de Mitterrand. Allons enfants de la Patrie.
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