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Helena Arriaza

El fiasco del verano

Flaco favor le hace el programa Quiero ser al mundo de la moda. Cuando anunciaron que el programa trataba de un grupo de bloggers que intentarían convertirse en los influencers de moda del país pensé que por fin se iba a ver el trabajo que hacen los que dedican su tiempo a la moda, los que echan horas delante del ordenador, pegados a una cámara de fotos o buscando las tendencias del momento para mostrárselas a sus seguidores. A muchos que desconocen este mundillo, más que un trabajo les parece una pérdida de tiempo, pero lo cierto es que hay quien se gana la vida así y se esfuerza mucho para conseguirlo. La moda es parte de la cultura y nunca ha estado bien tratada en televisión. En la actualidad, salvo algún que otro programa de las plataformas de pago y Flash Moda en La 1, no hay ningún formato que intente que se tome la moda como algo serio.

El programa de Sara Carbonero en lugar de apoyar a este sector y demostrar el esfuerzo que hay detrás de una red social o una web, consigue todo lo contrario. La elección de los participantes no ha podido ser peor. Entre ellos hay algunos que no tienen ni idea de moda, que se visten y se maquillan como un cuadro, otros que brillan por su mala educación, por su inmadurez y de lejos se puede ver que no tienen futuro en este mundo. Con esto lo que consigue el formato es que muchos espectadores piensen que todos lo que se dedican a esto son así. De nuevo el morbo y el reality ganan terreno en un espacio que debería limitarse a enseñar a los participantes a abrirse un hueco en este mundo y a demostrarles que no es nada fácil. Por fin esta vez los espectadores se han mostrado en contra de la filosofía del programa. El estreno de Quiero ser fue en Telecinco. Desde Mediaset pensaban que poner a Sara Carbonero en prime time iba a ser un éxito y al final la chica solo ha durado una semana en la cadena principal del grupo. En Divinity continúa haciendo datos discretos y sigue sin convencer a la audiencia. Habrá que ver si el programa va más allá del verano. La elección de Sara para ponerse al frente de un programa no ha sido la mejor. Es una de las mujeres más imitadas del país a la hora de vestir pero para presentar un programa hay que tener desparpajo y energía, cosa que ella no tiene. Su esperado regreso a la televisión tras un año en Oporto y solo un mes después de dar a luz a su segundo hijo no ha tenido el impacto que algunos esperaban y que otros veíamos venir.

Por lo menos Quiero ser tiene una parte positiva, los tres jueces que capitanean los tres equipos en los que se dividen los concursantes. El diseñador y estilista Cristo Báñez y las bloggers Madame de Rosa y Dulceida sí que son profesionales reconocidos del sector. Verlos en acción y aconsejando a sus pupilos es el único punto a favor del programa. El problema es que esto no es suficiente para que merezca la pena que Divinity siga emitiéndolo.

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