COMO en él es costumbre inveterada, Johan Cruyff ha ido contra la corriente más cercana y ha dicho que a los que pitaron el himno les falta un tornillo. Me ha parecido genial, pero eso del himno ha originado una corriente de antipatía al Barça y, ante el partidazo de hoy, la Juventus ha ganado una legión de adeptos en este nuestro país. Abomino del secesionismo y no comparto la pitada, pero un servidor prefiere que gane el Barça.
Soy un admirador del equipo azulgrana, precisamente desde que Cruyff fue modelándolo en busca de una forma de jugar que nadie ha superado. Si ya me gustó con Milla de manijero, con Guardiola luego y con Xavi después, el Barça se ha movido de una forma tan extraordinaria que no tiene parangón. Y por todo ello, y prescindiendo de los tintes políticos que tanto le están perjudicando, quiero que el Fútbol Club Barcelona haga buena esta noche su vitola de favorito.
Aun con la sensible baja del racial Chiellini, la Juve será un duro escollo para la sinfónica azulgrana. El gran equipo piamontés ya mostró sus excelencias eliminando al Madrid y su rocosidad defensiva puede ser un obstáculo considerable para el Barça. Pero el Barça es el Barça y Messi su profeta, ergo la condición de favorito no se le puede discutir. Ni siquiera desde el cabreo que ha supuesto la permisividad del club con los becerros que pitaron al himno puede negarse.
Y en esta finalísima del primer torneo europeo de clubes se da el atractivo de ver dos estilos contrapuestos. Con Messi y Tévez de mascarones de proa colisionan la exquisitez que inculcó Cruyff con el pragmatismo de la Vecchia signora. Será un espectáculo preñado de matices y la última ocasión en que dos genios como Xavi y Pirlo diseñarán la estrategia para no ceder el territorio. Barça-Juve, dos estilos diametralmente opuestos, exquisitez contra pragmatismo, favorito el Barça.
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