¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

Las hermanas Perales en El Pedroso

Entreolivos reabre gracias a la iniciativa de Pepe Moreno y Berta Perales, dos empresarios del turismo

Razones para viajar a El Pedroso hay muchas, pero desde hace un par de semanas hay que sumar una no menor: la reapertura del hotel y restaurante Entreolivos, que aunque tiene nombre de colegio opusino es más bien un lugar para la gula, pecado que todos sabemos venal y frailuno, por mucho que se empeñen en colocarlo en la temida lista de los capitales. El buen comer y el mejor beber pueden alegrar tanto o más el alma que la música de Boccherini, así que deberían figurar en el amplio catálogo de gracias y dones divinos, como bien saben por Santa Paula y San Leandro, donde sientan cátedra las teólogas más dulces de la Cristiandad.

Entreolivos reabre gracias a la iniciativa de Pepe Moreno y Berta Perales, dos empresarios del sector turístico a los que, como a tantos, revolcó el tsunami de la pandemia, pero que, lejos de arrugarse cual papas negras, decidieron emprender una nueva aventura arriesgando vida y hacienda para reflotar este negocio rural en la comarca que fue denominada como la Marbella serrana durante los años del pelotazo, cuando a los ricos y famosos aún les gustaba pegar tiros y la caldereta de venado, antes de que fuese moda pija el animalismo y el triste veganismo.

Permítanme que usurpe hoy la voz del compañero Pepe Monforte para detenerme en los fogones del restaurante Entreolivos, comandados por las hermanas Perales, Berta y Rocío, una historiadora y una pedagoga con más sabiduría culinaria en sus manos que cinco Paraberes. La cocina de las Perales hunde sus raíces en lo más hondo de la tradición andaluza, con sus guisos populares y sus fritos de encaje, aunque siempre con un pellizco sophistiqué y un chorreón marroquí. No en vano, Berta vivió algunos años en Tánger y, si no llega a ser por su mata pelirroja y sus pecas de irlandesa, bien podría pasar por una cocinera mora, tales son los cuscuses y los tajín que prepara con arte mahometano.

Como chicas modernas que son, las hermanas Perales están presentes en Facebook, y allí se marcan unos vídeos que harían salivar al más frugal de los ermitaños. Si está usted a dieta mejor no visite la página de Entreolivos, porque es una auténtica incitación al michelín: arroz con conejo, caldereta, tosta de queso de cabra con confitura casera de higos, croquetismo variado (setas, jamón y trufa…), tajín de ciruelas… y como postre un tocino del mismísimo cielo que hace Rocío (Dios la bendiga). Y permítanme una recomendación final con el vino: una botella de Colonia 40, un ejemplo de que en la provincia de Sevilla se están haciendo unos tintos que bien merecerían un soneto de Shakespeare. Bon appetit.

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