AMANECE un Día D, otro más, que no decaiga. Como el año y, por supuesto, la vida misma están plagados de días con el calificativo de efeméride, pues ya hasta pasan desapercibidos. El de hoy, no; hoy se pone en marcha la última parida del vigente mandarinato recortando la velocidad en las antaño vías rápidas a los 110 kilómetros por hora. Y lo hacen, como todo lo que perpetran, por nuestro bien, muy en su papel de padrecito pero sin que nadie se crea que es cuestión bondadosa. Todo esto es para el ahorro de combustible, que vaya castaña cómo sube el combustible cada vez que lo hace el barril de petróleo y dándose la curiosa circunstancia de que cuando, en sus oscilaciones, baja el barril no repercute en el precio del litro. Desde hoy, a 110 por hora y a la vez que los coches cada vez son más rápidos y por no acordarse de cuánto será el costo de actualizar toda la señalización viaria.
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