Nuevamente el Betis a la hora de comer para que el Sevilla reciba al Getafe a la hora de la merienda. De todas formas, nos estalla en la cara una jornada que puede tener consecuencias, pues si el Sevilla parte con la obligación de no dejarse alcanzar por la aguerrida tropa de Bordalás, el Betis afronta a la sombra de la Alhambra la tarea de no darse más tiros en el pie. O sea que estamos ante una jornada que puede tener un señalado día después.

Un día después que mueve a la inquietud en la casa verde, blanco y verde. Los números logrados en estas nueve jornadas, a un punto por partido, no es lo que más preocupa. Lo verdaderamente preocupante es las señales que emite un equipo formado para jugar de una manera muy distinta a la que ha mostrado en este tiempo liguero. Y dicen los allegados a esa casa que la semana ha sido de una gran intensidad dialogante, lo que suele garantizar poco en fútbol.

Los Cármenes como rodeo donde habita el equipo revelación de la Liga bajo el mando de un técnico que puede ser el del Sevilla no más acabe la etapa Lopetegui. Diego Martínez se llama y lo que está haciendo en Granada es de nota muy alta. Y no más termine ese duelo al sol granadino, el Sevilla recibe a un Getafe que llega herido por el traspié del jueves ante el Basilea. Con tres puntos como distancia entrambos, el Sevilla afronta el pleito con la confianza que da su andadura.

Además, ambos vienen de un compromiso europeo que le habrá pasado factura al Getafe y ninguna al Sevilla. Mientras los de Lopetegui se desembarazaron a gorrazos de su rival sin menoscabo físico para sus titulares, el Getafe sudó, sufrió y acabó cayendo ante el Basilea. Y lo hizo sin rotaciones, por lo que si el Sevilla partía de favorito, ahora se vislumbra con más nitidez. Pero, cuidado, que los logros del Getafe en Nervión no son baladíes y eso hay que tenerlo en cuenta.