Bolaños ha dicho que con la ley de amnistía “se cierra una etapa de conflicto y tensión, de quiebra de los sentimientos” para abrir “una nueva etapa de acuerdo” que “beneficia a Cataluña y al conjunto de España, beneficia a la convivencia y a la reconciliación y se va a convertir en una referencia mundial”. Temiendo quedarse corto añadió que “esta ley marca historia”, que es “la ley de un Gobierno valiente”, que para el PSOE “es un orgullo” haber contribuido a la “normalización” de Cataluña y por ello “quiero concluir felicitándome y diciendo gracias a todas las personas que la han hecho posible, gracias a los grupos parlamentarios que hoy van a firmar estas transaccionales, gracias a todas las personas que nos dicen que apostemos por la convivencia, el diálogo, los acuerdos, tender puentes entre diferentes y no por seguir anclados en el conflicto y en el enfrentamiento”.

Curioso agradecimiento a quienes –prófugo de Waterloo en cabeza– le han retorcido el brazo al PSOE con la garra de siete dedos de los siete votos imprescindibles para que Sánchez pueda residir en la Moncloa y el Gobierno proseguir su legislatura. Retorcido hasta el extremo de que “el PSOE cede ante Junts y acepta que la amnistía incluya el terrorismo y la alta traición” (The Objective) y “Junts fija para el verano el regreso de Puigdemont y mantiene el objetivo de la autodeterminación” (El País). En cuanto a lo del cierre de una etapa de conflicto y tensión, y la apertura de otra de acuerdo, convivencia y reconciliación, se han apresurado a contestar desde Junts: “Nuestro objetivo de conseguir la independencia sigue tan vivo como el mismo 1-O”. Incluso utilizando contundentes metáforas cinegéticas: “Con los presupuestos, contador a cero. Esto va a tanto la pieza”.

¿Alguien, en este país, cree, de verdad, que lo que ha movido al PSOE en su negociación con Junts y ERC son los valores de concordia y normalización, y no el precio a pagar por los votos de ambos, muy especialmente por los siete de Junts que votó en contra para apretar más hasta lograr lo que quería? “Ceder y aguantar. Tendremos la ley de amnistía que quería Puigdemont para su propio beneficio y Sánchez podrá garantizarse que, por ahora, la legislatura sigue adelante”, editorializábamos ayer. Pues eso. ¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?, se llamaba una película. Aplíquese a esta vergüenza.