La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

La manta de los tiesos

Los trabajadores de la UPO tienen derecho a una manta concedida en préstamo, pero no los estudiantes

Tres usuarias de mantas, en una imagen de archivo.

Tres usuarias de mantas, en una imagen de archivo.

Al cuerno el estado del bienestar como cuerno de la abundancia. Lo sólido es un recuerdo que queda en las páginas de Muñoz Molina. Se fue, se fue todo lo que era sólido. Hemos vuelto a los alimentos con el precio controlado, la paguita, los trenes baratos (nunca mejor dicho), las recomendaciones para no gastar luz y otras medidas impropias de una sociedad que a comienzos del siglo XXI descorchaba las botellas de Möet Chandon a la velocidad en que abríamos las latas de Trinaranjus de manzana en los ochenta. Está claro que fue un sueño. Una pesadilla. Nos hemos vuelto vergonzosamente tiesos. Lean este periódico o sigan los telediarios. La Universidad Pablo de Olavide reparte mantas entre los trabajadores para combatir el frío en las horas en que no se puede poner la calefacción. Sí, mantas. Como se les daba una a cada soldado de la División Azul para resistir el frío ruso. Se ve que Rusia es culpable siempre, ya lo proclamó el cuñadísimo. Dice la universidad que se trata de una medida para fomentar el “confort térmico”. Agárrense porque si así hablan los supuestos miembros de la élite intelectual, qué será de los que estamos fuera. Así nos va. Todos contentos porque las mantas llevan el anagrama de los 25 años de la fundación de la institución académica, aquella que alguien rebautizó hace años como Universidad del PSOE.

Lo mejor es que los alumnos no pueden pedir una manta, es solo para los trabajadores. ¡Toma del frasco, Carrasco! Son mantas exclusivas para quienes trabajan en el centro. Los estudiantes que no se quiten el abrigo, pelliza, tabardo o la sudaderas con capucha. ¡Hay que combatir de nuevo a Rusia, jóvenes valerosos! Los estudiantes de la Olavide son cálidos, saben que el mérito se obtiene en la adversidad y no echarán de menos las mantas. Pareciera que la Olavide ha vuelto al blanco y negro de la Universidad Laboral José Antonio Primo de Rivera que fue. Ni un trabajador sin su manta. La manta, por cierto, es un préstamo. Es muy importante saber que la Universidad se encarga de “higienizarla” para la próxima temporada. ¡Otra vez el pulcrísimo uso del lenguaje!

La de tonterías que hacen algunos hosteleros para no poner jamón en un canapé y algunos profesores para no hablar con sencillez. Enseguida se puede fiar uno de un supuesto lavado de la manta... Sobre todo cuando algunos llevamos a gala quitar la siempre sospechosa colcha de la cama del hotel por muchas estrellas que diga tener. Lo peor de todo no es que nos hayamos vuelto unos tiesos, esta vez por culpa de los rusos, sino la de tonterías que se nos ocurren tanto en los tiempos del Möet como en los de las latas de sardinas. La manta exclusiva para trabajadores, la ocurrencia de algún manta.

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