Arovechando el oleaje desatado por el feminismo de salón contra el buen nombre de Plácido Domingo, la ocasión la pintan calva y así una gran beneficiada del secesionismo catalán ha acusado al rey Juan Carlos de haberle tocado una teta con ánimo rijoso. La tía lo dice y como estas insidias no necesitan de prueba alguna para que hagan efecto, pues hala, ahí va eso y a ver quién es capaz de recoger luego toda el agua derramada. Con la de tetas que el emérito habrá tenido a mano, lo más seguro es que a la acusación de la catalana pesebrera la suceda una catarata. Cualquier excusa es buena para el intento de socavar el Estado y de desmembrar España, que para eso anda un siniestro y riquísimo personaje que se autocalifica de trotskista manejando a su antojo la televisión del país que quiere destruir. La catalana chillona ha abierto una senda y ahora a ver qué pasa.
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