Desde mi córner

Luis Carlos Peris

Sobre el papel de la filosofía de cantera

PROBABLEMENTE, el día que juegue Beto en vez de Sergio Rico bien podría el Sevilla alinear un equipo sin un solo jugador nacional. Y como este ejemplo del Sevilla, varios pueden parecerse, incluido ese Real Madrid al que le está estallando en las manos una bomba para la que se creía inmunizado, la de que alguien quiera irse. Y es que el caso de Sergio Ramos parece el mentís a eso de que todos los futbolistas nacen soñando con el Madrid.

Hay una brutal abundancia de foráneos, señal inequívoca de que el mercado exterior es más asequible que el interior. Coincide con un tiempo de recortes, por lo que habrá que convenir en que se trata de un ahorro económico ese overbooking de extranjeros en nuestro fútbol. Y en todo este asunto resalta de forma espectacular que un club con una cantera tan feraz como la sevillista tenga que hacer malabares para cumplir con lo reglamentado sobre el número de canteranos.

Tal como está el panorama, hay canteras como la del Sevilla y la del Madrid que sirven más para hacer caja que para utilizar a sus jóvenes talentos. El primero se metió en Champions sin apenas productos caseros, pues únicamente Sergio Rico y, en cierta medida, Reyes se habían criado en la carretera de Utrera. ¿Y esto es bueno o es malo? Pues según sean los resultados que se cosechen en el campo y nadie podrá poner en duda que los del Sevilla han sido inmejorables.

Sin embargo es una dinámica a estudiar, sobre todo por el volumen de desarraigo que produce. Esa carga de desarraigo va en relación directa con los movimientos migratorios, auténticos caladeros donde las comisiones proliferan para provecho de cuantos pululan alrededor de cada operación. El Sevilla se ha convertido en prototipo de la cuestión por su pericia al comprar y su fortuna al vender. Si eso va paralelamente acorde con los resultados a qué ponerle objeciones.

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