La ciudad y los días

carlos / colón

Más papista que el Papa

NO es cuestión de incurrir en ese tan español vicio de ser más papista que el Papa. El viernes por la noche pasaba por la plaza de San Francisco y me quedé turulato al oír una estruendosa melopea con aire de música de circo mezclada con bailongo latino y marchas de moros y cristianos. Era un desconcertante concierto kofrade celebrado con motivo del Encuentro de Jóvenes Cofrades. ¡Viva la formación!, me dije. Si esto es lo que le gusta a los jóvenes cofrades, no cabe duda que cualquier tiempo futuro será peor. Si ésta es la música que nuestro sabio Consejo de Cofradías entiende que se debe ofrecer a los jóvenes cofrades como muestra de los valores culturales de la Semana Santa, se comprende que ande tan atinado y demuestre tanta inteligencia en la resolución del horario y el orden de la Madrugada. Si esto es lo que nuestros pastores entienden que ayuda a la profundización en la fe y la dignificación de la religiosidad popular frente a la trivialización consumista, no me extraña que los corderos por ellos pastoreados estén como cabras locas. Lo que allí sonaba representa esa Semana Santa a la que sólo le falta para ser una cabalgata que les pongan muelles en los brazos a las figuras secundarias para que vayan tirando caramelos. ¡Qué nostalgia de Pepe Hidalgo, de Banda Chica, de Centuria y de Esencias!

Y allá que me fui, entristecido. Pero al día siguiente leí que el Vaticano va a lanzar un disco titulado Wake Up! que ofrece extractos de las plegarias o discursos del Papa acompañados de música pop, rock, música latina y gregoriano con toques electrónicos. ¿Cómorrrr? Pues sí. Según sus avispados productores el disco "representa un elemento de unión entre tradición y modernidad, y la música contemporánea que dialoga con la fe". Vaya por Dios. Uno creía que la Sinfonía de los Salmos de Stravinski, las Veinte miradas sobre el Niño Jesús y el Cuarteto para el fin de los tiempos de Messiaen, la Pasión según San Lucas de Penderecki o el Miserere de Arvo Pärt representaban el diálogo entre la música contemporánea y la fe. Pero resulta que no. Que lo representa esta especie de rapeo pontificio en el que a las palabras de Francisco se ponen fondos rockeros, poppies, latinos y… ¡de gregoriano con toques electrónicos! Así que olviden el primer párrafo. Si esto pasa con la música en la Roma vaticana, no ha de extrañar lo que pase en la Sevilla cofrade. No es cuestión de ser más papista que el Papa.

Tags

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios