Definitivamente, ese verano que parecía interminable parece haber tocado a su fin. Ya es otoño real en el Cortinglés y en todas partes, con lo que en esta carrera desbocada que consiste en que hoy sea ya mañana y mañana pasado, ya mismo vamos a estar oyendo la banda sonora de la Navidad. Ya mismo, los peces beberán y beberán en el río y el soniquete del villancico interminable se meterá en nuestros oídos inmisericordemente para formar parte, incluso, de las respectivas trompas de Eustaquio. El verano fue más extenso que intenso, más largo que caluroso, por lo que los cuerpos ya pedían su finiquito para que el otoño, la estación más sugerente de Sevilla, se enseñorease de este nuestro universo. Hoy, festividad de San Carlos Borromeo, ya se masca el otoño por nuestras vidas y se le dice adiós a un verano más largo que cálido, bastante jartible por cierto.