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Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Un paso adelante

Con las infraestructuras que se demandan Sevilla daría un paso importante, pero para cambiar Sevilla hace falta más

Algún día Sevilla tendrá que reconocerle a Miguel Rus el mérito de haber convertido la Confederación Empresarial Sevillana (CES) que preside en la punta de lanza de las reivindicaciones de una ciudad que lleva más de cuarto de siglo, desde que echó el cierre la Expo del 92, abandonada por el Gobierno de la nación y por el de la Junta de Andalucía en lo que respecta a la modernización de sus infraestructuras. Tiene mérito porque desde que Juan Salas Tornero y Santiago Herrero la crearon allá por los inicios de la Transición, la CES no se ha distinguido mucho del resto de las instituciones que representarían eso tan elástico que podríamos calificar como sociedad civil de Sevilla. Ha sido una organización acomodaticia y poco activa que si acaso se distinguió en algunas fases de efervescencia política por cuestionar a la Junta o el Ayuntamiento del PSOE. El hecho de que ahora su presidente sea capaz de aglutinar un colectivo muy diverso de 54 entidades, que abarca desde Comisiones Obreras al elitista Aero Club o desde la Universidad al Rotary, da idea de un trabajo intenso y efectivo. Leyendo los componentes y los objetivos de la plataforma Por una Sevilla con futuro da la impresión de que se ha dado un paso importante en la buena dirección.

Pero quizás sea más importante por lo que tiene de toma de conciencia colectiva de una situación que por lo que vaya a servir en el corto plazo para resolver unas carencias con las que la ciudad se ha acostumbrado a vivir. Ni las inversiones públicas van a ser un maná de dinero para Sevilla en los próximos años ni el futuro depende exclusivamente de lo que consignen los Presupuestos Generales del Estado o los de la Junta. Gobierne quien gobierne en la Moncloa o en San Telmo, la cosa va a ser más o menos igual y para que veamos una red completa de Metro o las SE-40 terminada y con sus túneles todavía tiene que llover mucho, a pesar de las sequías interminables que nos está trayendo el cambio climático.

Pero pongámonos en optimista y pensemos por un momento que la plataforma civil que se ha creado en Sevilla logra movilizar a la ciudad y consigue algunos de sus objetivos de aquí a unos años. Se habría dado un paso importante, pero no se habría recorrido ni la mitad del camino. Para que Sevilla se ponga de verdad en marcha hacen falta infraestructuras, pero también valores colectivos, riesgo y valentía social. Quizás ha faltado más de esto último que de lo primero durante las últimas décadas. Que se hayan sumado voluntades tan diversas indica que hay deseos profundos de hacer cosas. Esperemos que incluso antes que el Metro o la SE-40 llegue a Sevilla esa ilusión por el cambio.

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