La ventana

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

La pobreza existe, vamos que si existe

Dolorosamente, las calles del centro son un canto a la mendicidad y eso se te mete en lo más hondo de los adentros. Es la prueba inequívoca de que la pobreza no es un cuento y esa imagen da grima. Es un hecho inevitable, bastante tienen con lo que tienen como para desalojarlos, pero sí se podría evitar el impresionante número de cuestaciones que se da y también la cantidad de jóvenes que te abordan para una encuesta o para propagar una vez más las bondades ciertas de Cruz Roja, de Médicos sin Fronteras o de Aldeas Infantiles. Y así nos damos conque ir de la Campana a la Plaza Nueva es un eslalon en el que los obstáculos son la enorme cantidad de personas que te abordan pidiendo algo. Y por añadidura, la presencia de un espontáneo Camarón masacrando una sonanta mientras va y viene volando para castigarte los oídos y hacerlo todo menos soportable.

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