José Ignacio Rufino

Los 'reventas' digitales y el pisito de 'junior'

LA picaresca no es un rasgo privativo de la sociedad andaluza, pero desde luego no somos ajenos a ella. Una de las universidades con más estudiantes de la región decidió este curso propiciar el uso de las denominadas nuevas tecnologías de la información, regalando un ordenador portátil a cada alumno nuevo que se matriculara en ella: miles de nuevos laptops relucientes y de marca pululando por el campus. En otro tiempo, no nos regalaban ni un pin, pero hoy el cliente es escaso, y existe, además, competencia. Siendo dicha promoción digital la versión oficial y resultando algo digno de elogio sin hacemos caso omiso del coste, hay malísimas lenguas que dicen que esto ha sido una fuente de maragallianos tresporcientos, egipcios u oficiales. Descartada por falta de evidencias tal maldad, sí está claro que el reclamo ha movido a muchos a no optar por la otra universidad de la provincia en cuestión. Un éxito de marketing, con un coste notable: tan caro como eficaz. A lo mejor el año que viene la joven competencia reacciona regalando bicis eléctricas para que se desplacen sus novatos al campus en las afueras, y no quiero dar ideas.

Pero, yendo a la picaresca, el asunto -era de esperar- ha generado un mercado negro de portátiles, ya que no pocos de estos cacharros, financiados en detrimento de otras prioridades, se están revendiendo tal como se reciben. A mí, que soy profesor, me ofrecieron uno el otro día por 300 machacantes. No retuve el nombre ni la cara del reventa, lo advierto. Sin embargo, sí hice un sondeo en la primera clase siguiente al "sshh, shhh, pedazo portátil virgen a mitad de precio, oiga", y resultó que más de la mitad de los alumnos tenían ese tipo de ordenador antes de recibir el obsequio en cuestión, lo cual no fue óbice para que decidieran matricularse: 300 euros de vellón por revender un ordenador de paquete son un buen reclamo cuando se tienen 18 años. Aun así, no pocos de los sondeados estaban realmente indignados porque no se les dejara escoger qué modelo comprar y dónde adquirirlo. Siendo dueños del mando a distancia desde que echan los dientecitos, no debemos extrañarnos de tan sensata reclamación... Bien mirado, la ojanera práctica de captación y fidelización no es tan extraordinaria. El presidente Zapatero, por un puñado de votos que le ayudaran a seguir siéndolo, drenó 400 euros por contribuyente del presupuesto público. Lo cual es más grave, porque de esa liberalidad en la antesala del veraneo español no queda más que la amarga guasa. Nuestros alumnos, sin embargo, sí tienen algo que les resulta útil para las nuevas exigencias de telecomunicación en red del denominado Espacio Europeo de Enseñanza Superior. Y si además chatean, pues fenomenal.

No me resisto a contar otro episodio de picaresca al uso. Barrio joven de ciudad andaluza, octubre de 2008. Una familia con evidentes síntomas de haber comido caliente desde muchas generaciones atrás -de hecho, saludé a un miembro del clan, que precisamente había sido alumno mío: creo recordar que sus apellidos no cabían en la columna de la hoja de cálculo dela lista de clase- merendaba tras haber inspeccionado el piso de protección oficial que le había sido concedido a junior. Uno de esos auténticos chollos que se pagan a razón de pocos euros al mes, en un vecindario más que digno. La jugada, dado que la familia tenía intereses inmobiliarios (y agrícolas, y ganaderos), había sido debidamente camuflada. Dicho sea de paso, me parece necesaria tal política de vivienda en Andalucía, y subsidiada con dinero público. Otra cosa es si la Dirección General de Tunantes y Pícaros debería estar más diligente.

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