SI con frecuencia traemos a esta sección alguna referencia del semanario británico The Economist, del que ya hemos señalado que es a las revistas lo que Heineken a las cervezas, el número de esta semana ha de ser citado por fuerza. Varios artículos nos llaman la atención, e incluso nos arrancan una sonrisa. La portada -impagable, como casi todas- representa un enorme petrolero hundiéndose (la economía mundial) del que sale la siguiente pregunta: Please can we start the engines now, Mrs Merkel? En ese artículo líder, el semanario conservador se suma a las voces, cada vez más y más fuertes, que piden un giro en la política económica de los últimos meses, demasiado enfocadas en la austeridad, para que se ponga mayor énfasis en el crecimiento económico. Cuál sea el punto de equilibrio entre ambos vectores es algo sobre lo que nadie se pone de acuerdo, pero conseguir el déficit cero en una economía quebrada no parece ser un objetivo plausible. Ni siquiera para Merkel. En otro artículo del semanario -Stereotypes of Europe- se recoge qué piensan las naciones europeas de sí mismas y de sus vecinos. Pocas sorpresas deparan los gráficos. Todas -salvo una- creen que los alemanes son los más trabajadores y los menos corruptos. Sobre los países menos trabajadores hay consenso también: Italia, Grecia y Rumania. España, afortunadamente, no sale en las quinielas. ¿Pero saben quién es para los griegos el pueblo más laborioso? Pues ellos mismos. Verdaderamente increíble. Nosotros, por lo menos, en un alarde de sinceridad, nos declaramos como los más corruptos del continente
Lo cierto es que durante estas semanas la preocupación sobre la deriva económica española, sobre cuál termine siendo el verdadero boquete de las cajas y las consecuencias que de todo ello puedan derivarse respecto al euro -por no hablar del resultado de las próximas elecciones griegas- no ha hecho sino intensificarse. Así lo señala el artículo How to save Spain, de la misma revista, en donde se recoge literalmente que la política griega puede determinar el futuro del euro a corto plazo, pero que es España quien representa el verdadero desafío de la moneda común, atrapada en una espiral desesperada de profunda recesión y crisis financiera y con un problema verdaderamente difícil de solucionar: la enorme montaña que representa la deuda privada.
Mientras, Novagalicia anuncia que necesitará -junto con Catalunya Caixa, en esas cosas del pedir no hay nacionalistas- 9.000 millones de euros, la suma de todos los recortes efectuados recientemente. Hace unos meses cuatro ex directivos de la misma caja fueron indemnizados con 30 millones de euros. Sigo sin ver a nadie en el trullo.
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios