Socialistas andaluces relajados

Por mucho que el Gobierno pase sus días más delicados, en el PSOE siguen sin sacar provecho de muchos asuntos

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La dureza del pospoder

La secretaria general del PSOE-A, María Jesús Montero, en un acto reciente en Jerez.
La secretaria general del PSOE-A, María Jesús Montero, en un acto reciente en Jerez. / Agencias

08 de noviembre 2025 - 04:00

Dice Arturo Bernal que a esta Andalucía no la conoce ni su padre. El consejero de Turismo alaba con fervor el morenismo moderado. Conoce muy bien al presidente porque de hecho le vendió su coche usado, que dicen que no era de segunda mano, sino de cuarta. Al entonces desconocido político malagueño debió salirle bien el automóvil porque el coloso Bernal sigue en una parcela clave en el gobierno de la actual Andalucía. Debe haber algo de verdad en que esta Andalucía hay cosas que han cambiado radicalmente en menos de diez años. No muchas, pero alguna sí. Más bien cabría proclamar que a este PSOE no lo conoce ni la madre que lo parió, por decirlo en la expresión empleada en su día por Alfonso Guerra, personalidad distinguida recientemente con el Premio Clavero. Este PSOE sigue destensionado, con los brazos caídos, necesitado de un líder consagrado a la causa las 24 horas del día, sin el colmillo afilado para hincarle el diente a numerosos asuntos que saltan al ruedo político y los toros de las polémicas se van con las orejas puestas. O no hacen oposición, o se pasan por efecto de la ansiedad, como ha ocurrido con al crisis del cribado, que exigía más seriedad y menos histrionismo por ser un asunto más que especial y delicado. La propia crisis ejerce sola labor del desgaste del gobierno, no hacía falta empujar tanto ni de cierta manera. Pero es que hay muchos otros temas en los que el PSOE de otro tiempo hubiera apretado la vara de castigo.

La guardia está baja, como si llegara el viernes a mediodía y se pusiera el cartelito de cerrado hasta el lunes. Y de lunes a jueves tampoco es que se aprecie mucha tensión. Fue fácil ser el partido de la tierra durante cuarenta años, incluidos los de la popular cabra que era presentada a los comicios y sacaba mayoría absoluta. O los años en que los alcaldes socialistas copaban los restaurantes y al hacerse un lío con la carta exclamaban al metre: “Usted ponga... ¡lubina mismo!” Hacer oposición exige presencia en el territorio más allá de poner mensajes de impacto en las redes sociales, vídeos fabricados ad hoc y ocurrencias de la industria del zasca. Moreno está en sus días más más delicados pero cuenta con la ventaja de que los socialistas tienen la pólvora mojada. Montero no parece tener interés en abandonar el Gobierno ya para entregarse al cien por cien al objetivo andaluz. Yeso es válido para muchos ayuntamientos donde los populares gobiernan con comodidad. Un presidente puede estar noqueado, pero con suerte solo temporalmente. Sobre todo si el principal rival no levanta cabeza porque es fácil acostumbrarse al poder y muy complejo hacerlo a su carencia. Este PSOE andaluz lleva camino de hacerse con la Consejería de la Oposición.

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