EL avance del prestigioso informe PISA sobre el nivel educativo en los países más ricos del mundo ofrece una revelación demoledora para la política educativa andaluza. Hay comunidades autónomas gobernadas por el PSOE y otras por el PP que sí son capaces de elevar mucho en su alumnado el cúmulo de conocimientos relacionados con la ciencia y la tecnología. Es cierto que toda la arquitectura legal y pedagógica de la educación en España está en la picota. Aun así, en regiones como Castilla y León, La Rioja, Aragón, Navarra, Cantabria, Asturias y Galicia han progresado bastante en los últimos cuatro años, y en la clasificación se ponen al nivel de Alemania, Reino Unido y Suiza. Mientras, Andalucía está estancada y da la misma nota de suspenso sin paliativos, en el furgón de cola de España y Europa. Desde los satélites del Gobierno andaluz se esparce el pretexto de que es más difícil subir el nivel en Andalucía porque su población es mucho mayor. Sí, y también gestiona un presupuesto muy superior en miles de millones de euros al que se maneja desde Logroño, Santander o Zaragoza. Pero la inversión pública por alumno en Andalucía sigue siendo más baja.

Así está el patio, y es un síntoma que la mayor parte de las personas que se han interesado en Sevilla por el nuevo partido de Rosa Díez y Fernando Savater sean docentes progresistas de Primaria, Secundaria, Bachillerato o Universidad. El sector educativo siempre ha sido una gran cantera de votos para el PSOE y ahora están preocupados por los que puedan perder en manos de la abstención o de otros partidos. El minucioso estudio que hicieron en toda España de los últimos comicios municipales, con datos urna a urna, les indica que eran probables votantes socialistas un 80 por ciento de las personas que suelen votar y se abstuvieron en aquella consulta. Para volver a contar con ellos están enfatizando sus propuestas sociales. Pero el suspenso en Educación no se lo quita nadie.