Arriado el telón en la Maestranza, la temporada taurina pasará a la historia como aquella en que una tarde de Feria se pidió el rabo para Roca Rey y también la que encumbró a la cima del toreo a un sevillano llamado Pablo Aguado. Junto a esto viene por méritos propios el acto en que se arrió el telón, en esa tarde del Pilar y de la Hispanidad en que la plaza vibró a los sones de la Marcha Real. Era el día indicado y el lugar ideal para que se quebrasen los adentros escuchando el que debiera ser el himno de todos y no de unos cuantos. Y a falta de letra, las palmas de más de diez mil almas entregadas y motivadas contra lo que ve a diario. Hoy sabremos qué opinan los jueces de esos políticos presos que intentaron desmembrar el Estado de derecho y a ver qué pasa luego. Lo cierto es que la tarde del Pilar en la Maestranza uno se reencontró consigo y con muchas cosas.